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Antoñana rememora a los carboneros. Koldo Berruete

Los carboneros regresan a Antoñana

Los vecinos de la villa homenajean este oficio ancestral y desde el sábado queman 4.000 kilos de encina que se convertirán en carbón

Martes, 11 de junio 2019

La película 'Tasio', ópera prima de Montxo Armendáriz, forma parte del imaginario colectivo de miles de alaveses. ¿Quién no recuerda a aquel joven Patxi Bisquert encaramado a lo alto de una humeante carbonera? El filme hablaba de la belleza y crudeza de la vida rural y también de algunas costumbres ancestrales que poco a poco se apagan. Antoñana ha querido rendir homenaje a aquellos ya desaparecidos carboneros y ha levantado un espectacular pira de leña de encina que se cuece a fuego lento desde el sábado.

Para diseñarla tal y como se hacía antaño en los pueblos de Montaña Alavesa, los vecinos han contado con un maestro de lujo: Luis Ochoa de Ocáriz. Es el hermano del verdadero Tasio y también como aquel, curtido carbonero de la vecina localidad de Zúñiga. Relata su historia el cronista, escritor y profesor Koldo Berruete, de quien ha partido la idea de hacer una 'txondorra' para homenajear el arte de hacer este combustible.

«En la villa de Antoñana, Vulcano, dios del fuego, transforma estos días cuatro toneladas de leña de encina en carbón vegetal», reza el escrito con el que Berruete invita a todos los alaveses a celebrar el viernes 21 de junio, una original fiesta de bienvenida al solsticio de verano. La gran carbonera ha entrado en cocción. ¡Betagarri!, que es la palabra en euskera con la que se indica que el fuego debe avivarse para que no se eche a perder la materia prima.

Tres momentos de la creación y encendido de la carbonera. Koldo Berruete
Imagen principal - Tres momentos de la creación y encendido de la carbonera.
Imagen secundaria 1 - Tres momentos de la creación y encendido de la carbonera.
Imagen secundaria 2 - Tres momentos de la creación y encendido de la carbonera.

Durante varios días, explica Berruete, los vecinos reconvertidos en carboneros han ido a buscar la leña y la han cortado y preparado para la pira. «Han armado la gran pila de madera de encina, leño a leño, en torno a una gran pica que, una vez extraída, conforma la chimenea». Sobre los troncos, prosigue, se colocan abarras de boj que se tapan con tierra «para crear así una 'cazuela natural', donde una vez encendida la carbonera, se cocerá la leña hasta convertirse en negro y valioso vegetal».

Luis Ochoa de Ocáriz

Es un proceso que requiere de su tiempo. Serán necesarias dos semanas para que el carbón esté listo. Los vecinos han previsto extraerlo el 22 de junio, pero antes está preparada una velada especial. La víspera, a partir de las nueve de la noche, en una explanada a la entrada de Antoñana, se va a hacer una escenificación de la vida en aquellos lejanos tiempos de la posguerra. La carbonera será la gran protagonista y a su alrededor giraran dantzaris, actores y músicos.

Los textos que dan cuerpo al espectáculo han sido redactados por el propio Koldo Berruete a partir del testimonio de Luis Ochoa de Ocáriz. Estarán jalonados de palabras y expresiones como 'choca', 'leña civil', 'dar betagarri', 'tierra de carbonera', 'alkate' o 'ripio'. Son los términos con los que los Ochoa de Ocáriz se referían a las diferentes fases y herramientas de este concienzudo proceso de hacer carbón.

Luis, como su hermano Anastasio 'Tasio', renunció a migrar a Vitoria en busca de una vida más acomodada y quiso permanecer ligado a su tierra. Vivió de la caza, la pesca, el campo y el monte, recuerda el escritor. «Hoy, a sus 89 años y a pesar de su frágil salud, sigue con el entusiasmo por aprender que ha tenido siempre desde niño», destaca Berruete.

Con esta demostración, el pueblo de Antoñana pretende rendir homenaje a aquellos hombres y mujeres que trabajaron en torno a tan duro oficio. «En el monte, en soledad, de día y de noche, en invierno y en verano, comiendo habas para desayunar, habas para comer y habas para cenar.A los días volvían a sus casas, a sus seres queridos, con el rostro cansado y ennegrecido, el rostro del carbonero».

El carbón vegetal que se obtenga de esos 4.000 kilos de encina que ahora arden poco a poco se venderá y el dinero recaudado se entregara a la asociación Adela, que ayuda en Álava a familiares y afectados por esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

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