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Que los caños abran sus accesos debería ser ya de por sí una disculpa más que aceptada para desenfundar los móviles e inmortalizar el momento. Aunque, el sábado más de uno guardó su 'smartphone' y se frotó los ojos cuando de entre los angostos caminos vio aparecer a Antonio Gamoneda. «No hay definición para lo que se ha vivido hoy», comentaba el propio poeta español, que ha sorprendido a todos los presentes en la ruta que Poetas en Mayo había organizado con diferentes trovadores internacionales.
La cita ha reunido al mediodía a un centenar de amantes de versos en el Cantón de la Soledad, lo que ha obligado a dividir a la multitud en tres grupos. Unos disfrutaron de la poesía en los Tejos, mientras que otros se han decantado por la Plazoleta y el Túnel. Precisamente en este último se ha vivido uno de los momentos más especiales de la cita, cuando Gamoneda ha recitado un poema propio delante de los presentes. «La cercanía genera una sensación de estrechez. Recitar poemas en compañía de poetas es poco frecuente, es difícil encontrar un lugar de poesía multitudinaria como este», aplaudía.
Antonio Gamoneda
«Estamos hablando del García Lorca actual», comparaba Elisa Rueda, directora del festival. Ella ha encabezado el grupo que se ha adentrado en el Túnel: «Viendo las caras de la gente entiendes todo lo que significa esto». Los poetas llegados desde varios rincones del mundo –Marruecos, Argentina, Colombia, Túnez...– han abierto sus libros y compartido sus poemas más estimados. «Un verso que nos descubre», entonaba Luz Cassino. «Vuelan las palabras entre los muros. Ha sido una sensación increíble, tenía ganas de experimentarlo», compartía Larbi Ghjjou, que ha venido desde Marruecos.
La traca final llegaba de la mano del rock. «El objetivo es crear obritas de teatro cortas con las que mezclar risa y poesía», deslizaba Ana Sosoaga, una de las 'cantantes'. Y es que la compañía Nivel 7 se encargó de fusionar esta música con los versos. Ni Miguel Ríos se salvó, lo que generó risas entre los asistentes. «No faltamos nunca a la cita. Inundan la ciudad con estrofas que nacen desde dentro», describía tras el recorrido Nelda Urretxu. «Una vez termina te quedas en paz. Y ya vemos que también puede ser divertido», zanjaba Mila Lobo.
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