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Tres décadas sin avances y un nuevo intento para que abandone la casilla de salida. El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para que la Casa Alfaro tenga un régimen de protección mucho más permisivo. Técnicamente pasa de la conservación estructural (el escalón más alto) a ... exigírsele preservar solo algunos de sus elementos. Pero más de los que el propio Ayuntamiento preveía. El proyecto para reconvertir la casona de 1900 en un hotel deberá tener en cuenta a partir de ahora que no solo ha de mantener la imagen de las fachadas sino también la de su cubierta y la volumetría actual (la forma de la edificación).
Así que en la práctica, el Ejecutivo de Gorka Urtaran asume lo que en noviembre descartó. Entonces un informe foral, no vinculante, consideró «insuficiente» que el palacete, en estado crítico de deterioro, salvase sólo sus frentes. Los técnicos de Patrimonio de la Diputación advirtieron de que esa fórmula «no mantendría el valor arquitectónico de la casa».
1996 Ese año
los propietarios requirieron la ruina económica del edificio como paso previo para proceder a su derribo. El Ayuntamiento declaró hace unos meses el edificio en «ruina», tal y como le obligaba una sentencia de 2011 que aún no había aplicado por un error administrativo.
Y emplazaron a conservar también la cubierta, su relación con el resto del edificio y el jardín, además de algunos detalles decorativos que el plan municipal no contemplaba. El Ayuntamiento respondió entonces que mantenía su idea: el vaciado del edificio (derribo parcial) dejando en pie las cuatro paredes.
Lo dicho, cambio de opinión. ¿El motivo? Vitoria ya no tiene la última palabra. La nueva Ley de Patrimonio Vasca requiere el concurso de las otras dos administraciones (Gobierno vasco y Diputación) y sin su plácet la casona ubicada en el número 5 de Manuel Iradier continuará enfangada. «Antes era el Ayuntamiento el que decidía por mayoría absoluta sobre los edificios municipales protegidos. Ahora ya no», reconocía la responsable de Territorio y Acción por el Clima, Ana Oregi (PNV) el pasado febrero.
«Con el cambio queremos que se ponga en marcha un proceso que estaba atascado durante tres décadas por los altos niveles de protección, que no se correspondía con su situación real. Hay que hincarle el diente», subrayó ayer Urtaran antes de precisar que (el proyecto) «tendrá que pasar por supuesto por los informes de la Diputación y el Gobierno vasco».
Esta es sólo una cara del proceso. Porque de forma paralela al procedimiento de modificación del catálogo, «y en el marco del expediente de declaración de ruina» que tiene el inmueble, el Ayuntamiento tramita las medidas para convenir con la propiedad los términos en los que se realizará la rehabilitación definitiva del edificio.
Los promotores del hotel, el único proyecto que continúa encima de la mesa después de años de retraso administrativo, contaba hasta ahora con que sólo tendrían que respetar dos de las fachadas principales. Además, según su idea, el inmueble resultante multiplicaría por cuatro el actual. Cierto que el plan no había recibido aún autorización expresa del Ayuntamiento, pero lo evidente es que las condiciones cambian al incorporar la variable de la cubierta.
La Casa Alfaro figura en la lista roja de patrimonio de Hispania Nostra (una asociación sin ánimo de lucro que defiende el patrimonio cultural) por su pésimo estado de conservación. Tal y como ha venido reflejando este periódico, advierte desde hace tiempo de que el inmueble está en «riesgo de derrumbe» tras décadas de abandono. El edificio se encuentra hoy, de hecho, apuntalado para evitar un posible colapso.
En los dos últimos años, el Ayuntamiento dirigió su estrategia a rebajar su catalogación. El paso hacia adelante se confirmaba ayer. «Lo que ahora mantenemos y protegemos es lo que es mantenible y protegible». De forma inminente, Vitoria dará traslado del cambio a la Comisión de Territorio y Acción por el Clima, para posteriormente someterse a pleno para su aprobación inicial. Cuando supere este filtro se activará el procedimiento que culminaría en el Consejo de Patrimonio del Gobierno vasco. Todo depende de Lakua.
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