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Entre los kilos de pasta y arroz, los paquetes de legumbre y las cajas de galletas, en el Banco de Alimentos de Álava se apilan toneladas de inquietud. «La incertidumbre que tenemos es total», aseguran. La ingente labor de los voluntarios de la entidad benéfica ... pende de un hilo por un cambio en la legislación, pero sobre todo por la demora de su puesta en marcha. El origen del asunto se encuentra en un embrollo legal. En concreto, en el real decreto aprobado a principios de año por el Consejo de Ministros por el que se destina a Cruz Roja más de 100 millones de euros en forma de tarjetas-monedero, a través del Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD). Ese cambio ha tenido como consecuencia directa en la ayuda que reciben a diario más de 2.500 alaveses para llenar la despensa. Hoy por hoy, se encuentran en un limbo.
2.500
alaveses se benefician en la actualidad de la ingente labor del Banco de Alimentos
«A estas alturas, no tenemos todavía información de lo que va a pasar con nosotros, a quién vamos a poder atender, mientras tanto seguimos trabajando más o menos con normalidad, con lo que nos llega cada día porque las necesidades que hay son muy grandes», explica Daniel Fernández, presidente de la asociación cuya sede se encuentra en Júndiz.
En teoría, los servicios sociales ya no derivan al Banco de Alimentos a aquellos que cumplen las condiciones para recibir las tarjetas monedero que dispensa al Cruz Roja. «Pero el problema es que sí que nos siguen llegando los que, por los motivos que sea, no se ajustan a esos requisitos: aquí seguimos atendiendo a todo el mundo que lo necesita», destaca Fernández, que reclama a las instituciones «que concreten qué va a pasar con nosotros, porque la verdad es que nadie nos ha explicado cómo nos afecta la nueva regulación».
Los voluntarios del Banco de Alimentos de Álava tampoco saben cómo el cambio normativo les va a afectar a la hora de optar a las distintas subvenciones que otorgan las instituciones para poder seguir funcionando. «Ni el Ayuntamiento ni el Gobierno vasco nos lo aclaran», censura el presidente de la asociación. «Y tanto en Bizkaia como en Gipuzkoa están igual, nadie sabe cómo nos va a afectar y cómo vamos a seguir funcionando», incide. Pese a todo, los voluntarios están logrando seguir funcionando «porque, al final las instituciones tampoco son las que más aportan». «Nosotros nos mantenemos gracias a las campañas de recogida y, sobre todo, a los excedentes que nos llegan de las empresas», explica Fernández.
«Ahora mismo, a la espera de lo que pueda ocurrir, estamos tratando de dar salida en el mismo día a todos los productos frescos, que no pasen por cámara», incide el máximo responsable del Banco de Alimentos, que reconocer contar con reservas suficientes para poder atender a los que lo necesitan .
Con todo, y como en el resto de la red de Bancos de Alimentos de España, en el pabellón de Júndiz de la organización benéfica se nota (y mucho) la falta de productos que hasta no hace tanto se consideraban básicos. El aceite de oliva se ha sustituido por el de girasol, que también se despacha a cuentagotas. Y también se intenta ajustar la cantidad de leche, uno de los productos que más escasean junto con los alimentos infantiles.
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