«Cuando las cosas van mal en la calle, nuestro trabajo se incrementa»

- Nos gustan los titulares. Deme uno sobre Primera Instancia 5, su juzgado.

- A ver, que yo soy juez. (Se lo piensa un par de segundos) Te diría reconocimiento y profesionalidad.

- Corrigen los abusos bancarios y devuelven al cliente el dinero pagado de más. Qué cometido más placentero, ¿no?

- Nosotros estudiamos los asuntos y se dicta sentencia con arreglo a derecho. Primero tuvimos las preferentes, un montón de derivados financieros (SWAP), multidivisas, cláusulas suelo, gastos bancarios y luego comisiones de todo tipo.

- ¿Estas sentencias demuestran que el pez chico también puede morderle al grande?

- No es una cuestión del grande come al pequeño o el pequeño come al grande. Es hacer justicia, aplicar la ley y el derecho, independientemente de que en tu cartera tengas un euro, diez o cincuenta millones.

- Me chivan que ahora andan en plena avalancha de demandas. ¿A qué lo achaca?

- Esto va por rachas. Podría ser un efecto llamada porque se conoce más lo que hacemos. Pero es que llevamos así cuatro o cinco años. Quizá es que andamos en la cresta de la ola.

- ¿El Derecho Civil es el gran desconocido para la sociedad?

- Nuestra labor es muy importante. Fíjate; separaciones y divorcios, internamientos de discapacitados... El juzgado de lo Mercantil ahora es superimportante por la crisis económica que tenemos. El resto está con los desahucios, procedimientos de tráfico, impagados o juicios de obras por defectos de construcción. En Vitoria se ponen muchísimas sentencias.

- ¿Por qué tenemos la sensación en la calle de que la Justicia es taaaan lenta?

- La Justicia tiene sus tiempos. Nuestros juzgados van muy bien. Por supuesto que hay defectos puntuales, pero en Vitoria siempre hemos ido bien. Lo que pasa es que ha habido cargas de trabajo muy importantes. Por ejemplo, a los juzgados de lo social con la pandemia, pues les tocó. Cuando las cosas van bien fuera, nuestro trabajo baja, que no desaparece, y si las cosas van mal fuera, sube.

- ¿Cómo ha visto el 'caso De Miguel' desde fuera?

- Como otro ciudadano más. Pero evidentemente lo he visto bien. Tanto la instrucción como el enjuiciamiento. Es un procedimiento muy delicado, con gran número de imputados. Tras la sentencia del Tribunal Supremo, ahora corresponderá a la Audiencia de Álava ejecutar la sentencia.

- Ha pasado tanto tiempo (trece años) que hasta ha cambiado un delito, malversación. Y un condenado principal, el exedil del PNV Iñaki San Juan, podría esquivar la prisión.

- Nosotros aplicamos la ley y por supuesto que es un derecho constitucional que tiene.

- Figura para ir al Consejo General del Poder Judicial.

- Soy uno de los cincuenta candidatos. Unas veces sales, otras no. Los jueces hemos cumplido nuestro trabajo, que ha sido presentarnos. He sido avalado por la Asociación Profesional de la Magistratura y ahora corresponde a las fuerzas políticas nombrar, si es que nombran. No lo sabemos (sonríe).

- ¿Qué tiene esta ciudad para que enamore a un burgalés?

- Llevo dieciséis años. Entonces es que estoy muy satisfecho, muy contento de trabajar aquí. Mi trayectoria profesional la acabaré aquí. Cuando vine dije 'uy, este juzgado me gusta mucho'. Seguimos prácticamente los mismos. Y los nuevos son fundamentales. Tenemos un LAJ (letrado de la administración de Justicia, el director de la oficina judicial), Emilio, vital en el día a día. Igual con los otros funcionarios.

- Imagine que le llama el ministro de Justicia o la consejera homóloga. ¿Qué les diría sobre la Justicia en Álava?

- Pues que ahora estamos con el expediente digital. Es una transformación muy grande. Mira esta maleta (señala una con cuatro papeles), antes me la llevaba llena. Está todo en el ordenador, aunque se ha pedido al Gobierno vasco que mejore algunos aspectos. También les sugeriría la especialización de los funcionarios interinos.