Rosa Cancho
Domingo, 4 de febrero 2024
Aunque el frío sigue siendo una barrera en Álava para las alergias, el sistema respiratorio de las personas más sensibles al polen empieza a notar los efectos del calentamiento global. Desde hace unos años, los especialistas perciben un aumento de los casos de personas que ... son alérgicas al polen de los árboles. En el terrritorio histórico, explica la alergóloga de la OSIAraba Maite Audícana, la mayoría de los pacientes sensibles a este polvillo teme a las gramíneas, esas hierbas que provocan que se les irriten los ojos y la garganta «de San Prudencio a San Fermín».Pero cuando los inviernos son más templados y las primaveras más secas, lo que ocurre cada vez más a menudo, por las consultas alavesas comienzan a llegar casos de sensibilidad ante la floración de los cipreses, tejos, abedules, plátanos, olmos, hayas, avellanos y otros frutales que antes no eran tan habituales.
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Algunos de estos árboles han empezado ya a soltar su polen, en algunos casos con semanas de adelanto, y es algo problemático en el sur de España y en menor medida en algunos puntos de Bizkaia y Gipuzkoa. Pero en Álava, las temperaturas aún son lo suficientemente invernales como para que eso no pase.
Lo que no impide para que la cercana explosión de la primavera vaya a acarrear consigo mucha más concentración de polen que antes y si no llueve los gránulos estarán además más tiempo en suspensión. Y, apunta Audícana, los expertos han notado que las personas sensibles al polen de los árboles lo son también a algunas frutas y frutos secos. Se enfrentan a lo que se llama «panalergenos».
Mientras el equipo de Alergología de la OSI Araba se halla ya inmerso en la campaña de vacunación de cara a la primavera, también ha iniciado un trabajo de recogida de los sueros de los pacientes para saber con precisión qué alérgenos les están afectando. Otra novedad en la consulta es el aumento de casos de alergias a ácaros tropicales (Blomis tropicales), cuando por estos pagos es más frecuente que el daño lo haga el Dermatophagoides.
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Si usted siente picor en los ojos y la nariz, estornuda con frecuencia, tiene picores en el paladar y todo esto empeora con el sol o con el viento, acuda a su médico de cabecera. Los antihistamínico y los inhaladores en el caso del asma son los tratamientos más comunes pero si la alergia progresa y se agrava con los años, existen vacunas, indica la especialista. Recomienda asimismo el uso de mascarillas cuando las concentraciones de polen sean elevadas.
La contaminación no ayuda
Según los datos de Servicio de Alergología de la OSI Araba, el 33% de los alaveses ha desarrollado algún tipo de alergia, pero es la sensibilidad al polen la que más casos de picor de ojos, estornudos y congestión acapara. Unos 60.000 habitantes del territorio son alérgicos a los gránulos. Tras el polen, los alaveses a lo que más alergia siguen teniendo es a los medicamentos, los ácaros y algunos alimentos.
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Existe una estación instalada en la azotea del hospital de Santiago que envía alertas al Departamento de Salud. Ayuda a constatar que la polución del tráfico y las fábricas empeoran las alergias. Además, contribuyen al calentamiento global. El efecto invernadero hace que los síntomas sean más severos. De ahí que cuando una ciudad luce la temida «txapela marrón» por falta de lluvias y contaminación en época de apogeo del polen, muchas personas lo pasen realmente mal.
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