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Metes los productos al carrito, los pasas por el lector del código de barras, los pagas, los embolsas y te los llevas. Sin ayuda de nadie. El 'háztelo tú mismo' que ha desembarcado en supermercados y otras cadenas en los últimos en cursos cada vez ... se extiende más. Las cajas de autopago se han implantado en casi una cuarta parte de las grandes firmas de alimentación presentes en Vitoria. De las cerca de veinte marcas del sector que cuentan con establecimientos en la ciudad, al menos cuatro ya las han colocado en algunas de sus tiendas (no todas). Estos sistemas funcionan también en grandes firmas de hogar y ropa deportiva con presencia en la capital alavesa. En total, en la ciudad se cuentan actualmente alrededor de una decena de establecimientos con este tipo de equipos.
Una tendencia a la que el pequeño comercio de la capital alavesa no ha sucumbido por ahora, pero que sí se empieza a ver en el sector minorista de otras capitales cercanas. Un ejemplo es San Sebastián, donde estancos o hasta bares han colocado terminales de autocobro. En Vitoria, los consumidores de diferentes barrios han asistido al paulatino desembarco de esta tecnología al bajar a por provisiones para llenar la nevera o equipar el armario o la casa. El algunos casos con indignación por tener que realizar sin compensación alguna una tarea que corresponde a un empleado; en otros con una mejor predisposición al no tener que esperar en la fila.
Precisamente ese es el cometido del sistema, «agilizar» el proceso de compra y «evitar colas», pero «sin suprimir cajas normales», recalcan a este periódico fuentes de El Corte Inglés. Su supermercado fue el primero en implantar el autopago en la ciudad dentro de la reforma acometida en el año 2017. «Pusimos seis cajas de autopago y apostamos por ese formato pero no quitamos las tradicionales». Según explican, aprovecharon un espacio que tenían disponible que les permitía poner bien seis puestos de autopago o bien una calle con 2 cajas normales, «con lo cual optamos por colocar 6 puestos adicionales y optimizamos el espacio para ofrecer un mejor y mayor servicio», detallan. Estos equipos están dirigidos «al perfil de cliente que quiere evitar aglomeraciones, o no quiere esperar, por ejemplo el que solo ha comprado un único producto». Pero «el que quiera seguir utilizando la caja tradicional puede seguir haciéndolo», inciden.
A raíz de la implantación de esta tecnología en otros puntos de España han surgido protestas de trabajadores y sindicatos criticando que la medida supone recortar empleos. Frente a este argumento, los portavoces de la céntrica cadena ubicada en la calle Jesús Guridi alegan que «si hubiéramos puesto cajas tradicionales habría una persona trabajando, y las de autopago están permanentemente con una persona de mañana y tarde atendiendo, por lo que el empleo es el mismo». En el resto del centro de la ciudad, los equipos de autocobro pueden encontrarse en General Álava (Carrefour, Decathlon) mientras en otros distritos los tienen Alcampo y Eroski. En El Boulevard existen también en el híper de esa última cooperativa así como en Leroy Merlin. El método «no supone una brecha digital, pero siempre debe haber cajas normales con atención personalizada», reseña el responsable en Euskadi de la Organización de Consumidores y Usuarios, Kepa Loizaga.
Entre las marcas que todavía no han instalado estas máquinas en Álava está BM, que sí lo ha hecho en diez de sus súper de otras provincias. Desde la firma trasladan que «nuestra apuesta está en priorizar el servicio en cajas atendidas». El autopago es «un servicio complementario en aquellos establecimientos donde se detecta una necesidad concreta», como agilizar en momentos puntuales las colas de caja, razonan.
El que rehúye de este sistema de cobro es el pequeño comercio local de Vitoria, que defiende que «la característica del sector es la atención personal», subraya la agrupación Gasteiz On. «Nuestra gran baza es la atención personal, si pones una máquina, pierdes eso», coinciden desde la Asociación de Comerciantes de la calle Gorbea.
La automatización también se extiende al otro lado de los mostradores. Cada vez más pequeños negocios optan por instalar cajas registradoras 'inteligentes' que ahorran tiempo y dinero. Son máquinas de gestión del efectivo en caja que conllevan «muchos beneficios» para el comerciante, expone Patricía García, gerente de la asociación Gasteiz On. «Te da las vueltas justas y evitas el trabajo tedioso de tener cuadrar las cuentas al final del día».
Estos equipos también previenen, por ejemplo, que en un bar con muchos camareros alguien pueda meter la mano y sise monedas o billetes de la caja. Por eso «en la hostelería de Vitoria lleva años implantándose, hace unos años solo unos pocos locales las tenían pero ahora cada vez se ven más».
Estas registradoras son «la solución automatizada de control del efectivo para que el dueño de un negocio decida quién tiene acceso a él y se olvide de los interminables cuadres de caja», reza la descripción comercial de la máquina 'Cashlogy' de la empresa de origen vasco Azkoyen, una de «las más utilizadas» por locales sobre todo hosteleros de la capital alavesa.
Otra de las soluciones innovadoras que ha adoptado el pequeño comercio local es el 'vending', apunta García. Hay establecimientos que ofertan parte de sus artículos con estas máquinas para agilizar su venta, como hace la librería Arlekin con los periódicos (en la calle Pintor Díaz de Olano) o Medical Optica (La Paz) con productos oftalmológicos.
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