Agresión sexual en Vitoria
«Al cabo de dos horas le dije que no quería más sexo, él siguió y me bloqueé por miedo»Secciones
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Agresión sexual en Vitoria
«Al cabo de dos horas le dije que no quería más sexo, él siguió y me bloqueé por miedo»Un encuentro sexual consentido y consensuado puede degenerar en una violación. Es lo que se planteó ayer en la Audiencia Provincial de Álava. Así lo expresó una mujer que había quedado la tarde del 7 de marzo de 2020 en Vitoria con un ... hombre de 42 años para «mantener» relaciones íntimas. Era su segunda cita tras presentarles una amiga en común una semana antes.
Todo marchó bien las «dos primeras horas». Hasta que este varón supuestamente «exigió sexo anal» e hizo oídos sordos a sus numerosas peticiones de que «parara». A partir de ahí, «me bloqueé por miedo», dijo ella. Está considerada una persona «vulnerable» y arrastra un pasado marcado por relaciones tóxicas.
Doce horas después de aquellas negativas se marchó por su propio pie del piso donde residía el ahora encausado. En ciertas fases, «él me sujetó del cuello, me cogió del pelo y me agarró los brazos». Aunque, según especificó esta mujer, no mediaron amenazas verbales. Tampoco la encerró ya que las llaves siempre permanecieron la cerradura de la puerta de salida. Durmieron algunas horas. Tuvo el teléfono móvil a su alcance en todo momento, llegando a hacer una videollamada a una conocida antes de que el encuentro tornara en pesadilla. Pero, como ella misma aseveró a los magistrados Jesús Poncela, Elena Cabero y Ana Zulueta, «me puse muy nerviosa». Se quedó paralizada «por la situación, pasé mucho miedo».
Sobre las 15.00 horas del día siguiente, el investigado –que entremedias consumió cocaína y bebió «unas cinco cervezas»– preparó unos macarrones y comieron juntos. Ahí se armó de valor para abandonar la vivienda. «Se despidió de mi con un 'ha sido un placer'. Me sentí como si fuera alguien de compañía. Sólo le faltó pagarme».
Era el 8 de marzo de 2020, el día de la mujer. Fue directamente al piso de acogida donde residía por aquel entonces. Su estado taciturno preocupó a su compañera, quien dio la voz de alarma. Enseguida se activó el protocolo contra la violencia machista. En el examen médico no le descubrieron «ninguna marca en la superficie corporal» provocada por algún agarrón o golpe, como describió la médico forense que le auscultó. Él fue detenido y puesto a disposición judicial. Desde entonces tiene una orden de alejamiento de esta mujer.
Sin valerse de la violencia física, el ahora procesado sí pudo aprovecharse de la fragilidad de la denunciante. Dos psicólogos forenses dejaron caer esa idea durante su intervención en la vista. «La frase con que le despidió le resultó especialmente humillante», coincidieron estos expertos de la unidad de valoración.
El sospechoso aportó una versión totalmente opuesta. Citó una relación «consentida, siempre la traté como una novia, sin desprecio». Sobre las casi 24 horas que pasaron juntos, subrayó que «al principio siempre se hace 'más', por el fuego del amor» y que «cuando te estás enamorando el tiempo vuela».
«Ella nunca me dijo de parar. Incluso habló con una amiga por teléfono y le dijo que estaba con su 'novio'», respondió a otra cuestión planteada por el fiscal Josu Izaguirre. «Pensaba que lo estaba pasando bien, jamás mal porque hacer el amor es bueno. Pensé que había una química buena», expresó ayudado por una traductora de portugués.
«Las relaciones consentidas al inicio pasaron a ser una agresión sexual en toda regla desde el momento en que la víctima no quiso tener relaciones anales», consideró la letrada de la acusación particular, Yolanda Sangróniz en su alegato definitivo. Esta abogada y la Fiscalía de Álava reclamaron 9 años de cárcel para el sospechoso que, al encontrarse en situación irregular, serían «sustituidos por la expulsión del país» por un mínimo de una década.
Por su parte, la defensa, a cargo de Silvia García, solicitó la «libre absolución» del encausado. Durante el último turno de palabra, éste volvió a proclamar su inocencia a la sala. «Yo no he hecho nada. Sería incapaz de hacerle algo por la fuerza a nadie. No me puedo creer lo que me está pasando». El fallo judicial llegará en unas semanas.
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