Burdeos y Borgoña, los espejos en los que se mira el PNV

Desde el Médoc, donde se producen algunos de los vinos con más solera del mundo, al Libournais, con sus celebérrimos Saint-Emilion y sus exclusivísimos vinos de Pomerol. Todos conviven en Burdeos, con 65 denominaciones de origen en una superficie de 112.000 hectáreas de viñedo (unas diez veces más que Rioja Alavesa) bajo el techo común del Conseil Interprofesionnel des Vins de Bordeaux (CIVB), lo más parecido al 'Consejo Regulador' en el sistema francés para la organización enológica que, con algunas variaciones y cambios (algunos de ellos también traumáticos y polémicos), lleva funcionando desde tiempos de Napoleón III.

En los últimos tiempos, desde algunos sectores del PNV también se mira hacia algo más lejos, a la Borgoña, con sus llanuras arcillosas y sus mesetas calizas y sus bosques salpicados de hotelitos. Allí ven la arcadia feliz que buscan para el vino alavés. Desde fuera, el sistema organizativo de la Borgoña parece un galimatías. Tradicionalmente se decía que allí conviven más de cien denominaciones de origen, pero, en realidad, son unas 84 AOC (el equivalente francés a nuestras DO). Hay 44 vinculadas al pueblo de origen, además de 7 regionales y 33 AOC Grands Crus (de parcelas excepcionales, con nombres prestigiosos como Chambetin, Musigny, Romanée-Contí o Montrachet.