MARIO CEA

El búho chico y el cárabo se instalan en Vitoria

35 voluntarios participan en el censo de aves rapaces y a mitad de temporada aún no han visto a los mochuelos

Lunes, 13 de junio 2022, 01:12

Las aves rapaces nocturnas hace años que abandonan las ciudades de Europa. La contaminación, los atropellos, los cables de alta tensión, las cristaleras y los herbicidas han convertido las urbes en territorio hostil. Pero hay un rayo de esperanza en la Green Capital. En su ... red de parques y jardines han instalado su casa búhos chicos, cárabos y autillos. También se dejan sentir las cada vez más escasas lechuzas y hasta los pintorescos chotacabras. Pero el mochuelo, un ave cuya población ha caído un 90% desde 2005, a estas alturas del año, aún no ha dado señales de vida y eso que el ejercicio pasado se oyó su ulular en Armentia y en el Jardín Botánico, según explica el coordinador de Ataria, Gorka Belamendia.

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Un año más son 35 los voluntarios que desinteresadamente lo dejan todo una noche al mes desde febrero hasta julio para recorrer la ciudad en busca de estas rapaces. Forman parte de la red de ciencia ciudadana que empieza a ser la envidia de las ciudades del entorno, que constantemente solicitan información a Ataria para organizar algo similar. De la mano de los técnicos del centro de interpretación del humedal de Salburua, se forman para aprender a avistar y a escuchar estas aves en una treintena de puntos de muestreo y para dejar constancia de todo en un censo.

Faltan aún meses para tener datos concluyentes, pero Belamendia adelanta que «gracias a la gran participación» de los voluntarios se ha localizado «un interesante número de ejemplares de diferentes rapaces». Según detalla, hay cárabos en El Batán, en la zona Paseo de la Senda-Paseo de la Música, en Castillo de Quejana y en el bosque de Zabalgana.

«Este tipo de censos se realiza en días de calma meteorológica, justo cuando comienza a anochecer y se hace con reclamos», detalla el biólogo. Cada voluntario llega al sitio y está cinco minutos prestando atención a los sonidos. Luego hace sonar el reclamo otros cinco minutos y transcurrido ese tiempo se queda otros cinco a la escucha. El momento ideal es de la época de reproducción y cada rapaz tiene su mes.

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Así, en febrero, los ornitólogos, con el oído ya entrenado, fueron en busca de los cárabos de Vitoria. En marzo se fueron a escuchar al búho chico. Los voluntarios han localizado hermosos ejemplares en el Jardín Botánico de Olárizu, en Zabalgana, en Molinuevo, en La Florida y en Salburua. Las parejas de Olárizu y Zabalgana está afincadas en la Green Capital desde 1998.

Chotacabras en Sansomendi

En abril toca ir a buscar a las cada vez más esquivas lechuzas. Sólo se ha podido ver una en Armentia. Y este año, de momento, nada de mochuelos.

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Como siempre mayo, el mes dedicado a los autillos, ha sido el más agradecido ya que es la especie de aves rapaces nocturnas más abundante en Vitoria. Si uno afina vista y oído puede encontrar huellas de estos pequeños búhos, de apenas 20 centímetros de longitud, en el río Zarauna, en Armentia, en el parque Salinillas de Buradón (Zabalgana), en Crispijana, en el Zadorra, en Sansomendi y en Arkaute.

Se han puesto cajas nido en los parques y se ha rediseñado su diversidad vegetal para hacerlos más atractivos

Los voluntarios se han topado además con chotacabras, un ave nocturna (no es rapaz) en descenso en el norte de la Península Ibérica. En Vitoria se han encontrado en el Jardín Botánico de Olárizu, Zabalgana y el parque del Zadorra.

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«Creo que poner a su alcance medidas compensatorias como las cajas anidaderas de los grandes parques o diseñar los parques como gran biodiversidad vegetal capaz de albergar diferente fauna han sido importantes para tener a nuestra alcance todas estas fabulosas aves», aplaude el coordinador de Ataria.

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