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La legionella reaparece en la capital del País Vasco. El departamento vasco de Sanidad ha detectado esta enfermedad en un bloque de viviendas de Zabalgana, donde –al menos– un vecino presenta síntomas de infección de esta bacteria que provoca fatiga, dolor muscular y fiebre ... alta, entre otros síntomas, y se propaga básicamente por el vapor de agua o por el aire acondicionado.
Los residentes en este bloque de diez alturas fueron informados la tarde del viernes. Según los datos recabados por Sanidad, el foco del contagio se localizaría en el domicilio de este afectado de legionelosis, nombre con el que también se conoce esta enfermedad. No hay constancia de más afectados, ni en este portal ni en ninguno otro de la zona.
El correo electrónico remitido a los residentes en esta comunidad indica que «la muestra recogida en su vivienda (de la contagiada) ha sido positiva». Eso sí, esta primera –y hasta la fecha, única– comunicación advierte de que «se desconoce si existe legionella en más puntos finales o si es algo localizado». Por precaución, el Gobierno vasco les recomienda «una desinfección general» de todo el bloque.
vía email
La empresa encargada de la administración del portal, que firma la comunicación interna, ya ha iniciado los trámites de este proceso.Dos compañías se encargarán de la desinfección. Aunque esta misiva reconoce que «no se puede garantizar su erradicación», sí emplea un tono positivo y pide evitar caer «en una situación de alarma». Continúa la nota informativa que «en caso de requerir un control exhaustivo de la misma, habría que establecer un programa de control con seguimiento analítico y desinfección anual».
La legionella, o la enfermedad del legionario, se transmite al ser humano a través de aerosoles de agua contaminada con esta bacteria. La proliferación y uso de dispositivos y sistemas que utilizan agua a temperaturas superiores a los 30 grados facilita su multiplicación. Por ejemplo, las alcachofas de las duchas representan un claro punto de infección. Los síntomas oscilan desde una tos leve hasta una neumonía de carácter grave que cause la muerte por una progresiva falta de aire en los pulmones, conmoción e insuficiencia multiorgánica.
Técnicos del Gobierno vasco ya han remitido sus recomendaciones a esta vecindad de Zabalgana. También han colocado unas instrucciones básicas en el tablón de anuncios del portal.
En los últimos diez años, Álava ha registrado alrededor de un centenar de contagios. La legionelosis afecta sobre todo a personas mayores o con el sistema inmunológico deprimido. Esta bacteria acuática no se transmite de persona a persona sino que se mueve por el aire. De ahí que sea más común en instalaciones de uso multitudinario como hoteles, centros cívicos, gimnasios o incluso empresas. El último caso conocido en la provincia data de principios del año pasado, con nueve contagiados.
Según el protocolo de actuación de Osakidetza, esta bacteria se desarrolla en el agua pero en unas condiciones determinadas. Al parecer, los organismos «no se multiplican a temperaturas inferiores a los 20 grados y no sobreviven por encima de los 60». Pueden permanecer en estado latente en agua fría y multiplicarse cuando ésta alcanza la temperatura adecuada.
La mayoría de los vecinos del bloque afectado se encuentran tranquilos y siguen haciendo vida normal. Lo único que ha cambiado son los cuatro carteles que están colgados desde el viernes en el rellano del edificio. Fue el gestor de la comunidad el encargado de avisarles de que se había producido un caso de legionela en una de las viviendas del inmueble. Lo hizo a través de un correo electrónico en el que se hacía un llamamiento a la tranquilidad y facilitaba información sobre la la enfermedad así como consejos para prevenir un posible contagio. Unas explicaciones que parecen haber satisfecho a los moradores: «Estamos muy informados y entendemos lo que implica» explica Alberto, propietario de uno de los pisos. Otros, en cambio, no ocultan su preocupación ante las posibilidades de contagio: «al estar en las cañerías se puede desplazar hasta cualquiera de las casas».
«En el momento que me llegó el email de la asesoría llamé por teléfono y me dijeron que no era algo alarmante», desliza otro de los residentes. Según apunta, el contagio se produjo en diciembre y la persona afectada debía de ser «una vecina que estaba baja de defensas», pero aún así desconoce su identidad: «No nos han dicho quién es y los vecinos tampoco saben». Aun así, le resta importancia y entiende que debe ser algo habitual: «Sin más, es algo que debe estar en bastantes sitios». Por su parte, Aitor defiende que el sentir mayoritario es la tranquilidad. «Ni un problema. Seguimos haciendo una vida normal».
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