Un brindis atípico en las oficinas con más historia

La feria de Ardoaraba, que cuenta con el patrocinio de EL CORREO, ha abierto este viernes sus puertas a dos de ellos, las Juntas Generales de Álava y la subdelegación del Gobierno (este espacio fue una de las novedades de esta edición) como parte de ese programa de catas denominado 'Espacios Singulares'. Esta actividad, que recorrerá el sábado por la mañana la Casa del Cordón y hará un recorrido vespertino por la Escuela de Artes y Oficios, es tan exitosa que hasta acumula lista de espera, porque sólo admite a una treintena de curiosos por pase.

La ruta por uno de los parlamentos más antiguos de Europa, obra de Martín de Saracíbar, «perteneció en origen a la familia Ortiz de Zárate, y los últimos que residieron aquí fueron los Díaz de Mendibil. Y los arquitectos de la Catedral Nueva también se alojaron aquí», ha ilustrado Cristina Ortiz de Latierro, responsable de comunicación y protocolo, que se ha encargado de realizar el 'tour' por las distintas estancias. En todas esas salas majestuosas -algunas de ellas hoy sirven para reuniones de los grupos políticos o para recibir a autoridades de altísimo nivel- una de las cosas que más ha llamado la atención de los asistentes ha sido la decoración porque «la mayoría se mantiene desde el siglo XIX, y se ha completado con piezas del Artium u otras cedidas por la Diputación alavesa».

Ya, después de recorrer las distintas plantas, el enólogo Joserra Aguiriano ha llenado las copas con vinos de 'Aimarez', de Labastida. «No sabéis la suerte que tenéis», les ha agasajado con un blanco elaborado al 100% con uva viura que ha dado paso a un reciente vino joven logrado con el proceso ancestral de la maceración carbónica.

Un punto de conexión ha unido las dos paradas de la jornada. Y es que la desconocida sede del Gobierno central, hoy en la calle Olaguibel, también albergó las Juntas Generales. Eso sí, nada tiene que ver el estilo arquitectónico de ese inmueble con aquel otro que representa hoy a la soberanía popular. «Fue construido en el siglo XX sobre las ruinas del antiguo Convento de San Francisco. De tipo neoclásico, tiene una torre central que se erigió durante la dictadura para intentar que se pareciera al palacio de El Escorial», ha explicado la subdelegada, Mar Dabán, junto a la directora del área de Sanidad, Marisa Fidalgo.

Las tres plantas han contrastado enormemente por su mezcla entre historia y modernidad. Un ejemplo evidente de ese enlace entre épocas fue la azotea. Con vistas a las únicas ruinas que quedan del vetusto convento, allí, los funcionarios están aprovechando su tiempo libre para crear un huerto urbano. Lo mismo ocurre con los despachos: hay algunos de última gama y otros muy solemnes y de medidas descomunales, como el de Dabán. «Mi casa es más pequeña», ha reconocido cercana, antes de dar paso a los jóvenes productores de Casa Peque, de Laguardia.

La inscripción para estas singulares degustaciones pueden realizarse en la web de Ardoaraba. El precio es de 7 euros u 8 puntos del talonario.