La brecha se reabre entre la Sierra de Toloño y Cantabria

En lo que todos los expertos coinciden es que originalmente ni era Cantabria ni Toloño. Era simplemente «la Sierra» -a secas- hasta que los cartógrafos militares del sigo XVIII tuvieron que poner distintos nombres a cada uno de los puntos para que los foráneos pudiesen distinguir unos de otros. Entonces se usó Cantabria para referirse a toda la cordillera, pero los vecinos de Labastida seguían llamando Toloño a sus cimas, en la Montaña Alavesa se mantenía como Cantabria y los navarros recurrían a Codés. Términos que convivían y que, en ocasiones, se mezclaban en mapas o publicaciones sin generar polémicas.

Pero Henrike Knörr, como responsable de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia, encargó en 1989 un informe al sacerdote José Antonio González Salazar, socio de honor de Eusko Ikaskuntza. En ese escrito defendía el uso de Toloño porque «da la impresión que el nombre de Cantabria se le ha impuesto a esta sierra (por) gente lejana y como consecuencia de la ignorancia de su nombre usual». Unas palabras que prendieron la mecha.

«Y desde entonces, aquí andamos», comenta Salvador Velilla, escritor de Lapuebla de Labarca y uno de los principales defensores de que se conserve el nombre de Cantabria para el tramo desde Samaniego a Navarra. «El uso de Toloño para todo fue una decisión unilateral de Euskaltzaindia. En su día, yo contacté con los ayuntamientos de Rioja Alavesa y la Montaña, y la mayoría rogaban que se mantuviese la denominación que había tenido desde hacía siglos a la vista de cómo les estaban imponiendo cambiar la referencia en los documentos oficiales», subraya. Este investigador asegura que «no es una guerra particular» porque se ha fundado una asociación que cuenta con el respaldo de 2.000 firmas de residentes en Rioja Alavesa y la Montaña, además de empresas privadas y bodegas, además de colectivos como la sociedad de Amigos de Laguardia o la asociación cultural Usatxi.

Lo cierto es que la Real Academia de la Lengua Vasca es la competente en cuestión de toponimia y empujó al Instituto Geográfico Nacional a reidentificar la cordillera al completo. Velilla no quiere que se elimine Toloño como referencia a una parte concreta de la sierra -el topónimo tiene un origen celta y se han descubierto estelas romanas en la zona de Alegría con ese nombre-, pero no acepta que se borre la referencia Cantabria de los mapas porque, «aún siendo mucho más tardío, tiene todo su sentido».

El filólogo vasco y profesor en la Universidad de Deusto Joseba Abaitua respalda que las primeras referencias a estas montañas como Cantabria no corresponden a «gente lejana» -como alegó González Salazar- sino a Lorenzo Prestamero, ilustrado humanista del Siglo de las Luces nacido en 1733 en Peñacerrada. «Es él quien primero lo usa diciendo que estaba al norte de la Vicaría de Laguardia. Tal vez era una de las personas que mejor conocía Álava en aquella época y así quedó reflejado en el 'Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar' de Pascual Madoz publicado en 1845», detalla.

«Esto no es un asunto de opiniones. Quien conoce la realidad sabe que el uso más corriente y extendido sigue siendo Sierra de Cantabria. Es cierto que existe un debate sobre si tiene un origen más o menos constatable y cuál de los términos es el más genuino, pero imponer algo así a la gente es mera soberbia académica. Sólo lo utilizan los organismos oficiales y algún que otro despistado», defiende Abaitua, que es experto en toponimia.

«La decisión que tome el Congreso de los Diputados no será vinculante. Son recomendaciones. El único que tiene potestad para dirimir si se cambia, o no, es el Instituto Geográfico Nacional que dejó claro que se pueden usar los dos nombres. No sé por qué se revuelve tanto cuando no existen prohibiciones, sólo se da prioridad a la opción de Toloño», rebaja el etnógrafo José Ángel Chasco mientras está sumergido en el archivo municipal de Moreda de Álava. «Va a suponer marear la perdiz, una vez más, y seguir en el mismo punto que ahora», critica.

Chasco se apoya en los archivos del propio Instituto para indicar que «en todos los mapas de Rioja Alavesa» se empleaba Toloño para referirse a la cordillera desde finales del siglo XVIII. «He estado en todos los ayuntamientos de la comarca y en las actas se refieren así a la sierra. Algo que también tiene su razón de ser porque a la hora de elegir los nombres había que tomar algo como referencia, como en este caso fue la ermita. ¿Qué argumento hay para defender el nombre de Cantabria: que hay un cerro que se llama así cerca de Logroño?», cuestiona.

Este etnógrafo asegura que en el archivo de Laguardia hay un pleito de la segunda mitad del siglo XIX con casi mil páginas que llegó hasta el Tribunal Supremo y en el que «se refieren una y otra vez a Toloño». «Es más, en esas mismas fechas, en el registro de la propiedad de la villa amurallada se archivó con ese mismo nombre. No podemos pensar que nuestros antepasados fueron idiotas por usarlo en la documentación oficial. Es absurdo emplear Sierra de Cantabria y más si me dicen que es porque lo usa la gente. Si es así, pues por mí que lo llamen la 'sierra de nosequé'», exagera Chasco.