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Las aguas del pantano de Ullibarri-Gamboa (a unos poco apetecibles 15 grados) se han iluminado esta noche con las linternas y las zambullidas de los 191 nadadores que se apuntaron a la cuarta edición de la Kedada Nocturna de Brazadas Solidarias. 1.500 metros ... de una travesía «muy especial», que partió del Club Náutico Aldayeta y bordeó la isla de Zuaza. «No es una marcha habitual porque aquí no importa quien llega el primero. Para esto no tenemos prisa, disfrutamos de la luz de la luna, de ver las estrellas y, claro, vamos protegidos por piraguas y tablas de pádel», relató unos minutos después de la travesía el médico alavés y promotor de la cita Roberto Gil, que también ha cruzado a nado el Estrecho o ha pedaleado durante 24 horas junto a otros compañeros para contribuir a buenas causas. La experiencia resultó única -«merece la pena probarla», animó Gil- y, además, guardaba una meta solidaria.
En este caso, la recaudación íntegra, ligada a la Fundación Vicente Ferrer, se destinará a la construcción de un centro de educación especial para niños con parálisis cerebral en Dornala (India), región en la que conviven unos 500 niños con esta enfermedad. «Allí no hay centros especializados que ofrezcan una formación integral a estos niños. Además, por el desconocimiento de las familias para proporcionar los cuidados necesarios, la discapacidad puede llegar a agravarse», explicó Gil, quien añadió que el edificio albergará a 70 jóvenes.
Lo cierto es que este sábado ha sido un día redondo para la solidaridad alavesa. Y es que los largos en el pantano tuvieron lugar tras un paseo matutino en el que centenares de personas se movieron por la salud mental para participar en la cuarta edición de la caminata solidaria de la Asociación Alavesa de familiares y personas con enfermedad mental (Asafes).
Entre ellos, caminaron portavoces institucionales como Gorka Urtaran, diputado de Políticas Sociales; Nerea Melgosa, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales; Gotzone Sagardui, consejera de Salud y Ana López de Uralde, concejala de Igualdad de Vitoria. «Caminemos para que no haya ninguna persona que se sienta sola, aislada o fuera de esta vida», animó Urtaran en los minutos previos a la marcha de cinco kilómetros que partió de la Plaza de España, recorrió el centro de la ciudad y llegó hasta el alto de Armentia. «Andar, caminar en compañía y en un ambiente protector sirven para afrontar este problema del que, desde la pandemia, hemos oído hablar mucho», subrayó López de Uralde.
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