«Es un boicot en contra de la Media Maratón y la ciudad»

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José Manuel Navarro

En conversación con este periódico, García resaltaba que «nunca había vivido una situación así» en los cuarenta años que lleva organizando pruebas de atletismo. Se muestra agradecido a los voluntarios que se esforzaron en controlar los puntos más conflictivos y así hicieron posible mantener en pie la Media Maratón. Lanza, además, una reflexión para los agentes que se ausentaron de su puesto de trabajo: «Pueden tener sus demandas, pero boicotear la prueba va contra Vitoria y sus ciudadanos». «Aquí viene mucha gente de otras autonomías y no celebrar la prueba hubiese creado una imagen pésima de la ciudad», afirmaba. Cree que este tipo de actuaciones «van a conseguir que la gente le dé la espalda» a los uniformados.

Los voluntarios suplieron la ausencia de la mayoría de los agentes y «ha habido huecos que se han podido cubrir» gracias a su trabajo y el de algunos policías activados a última hora para facilitar el transcurso de la prueba, con 3.524 participantes, casi 600 más que en 2023. Algunos motoristas incluso tuvieron que ir abriendo la prueba y miembros de la organización se vieron forzados a asumir el corte de algunas vías en sustitución de los efectivos de la Guardia urbana. Afortunadamente la prueba se pudo disputar y la cosa no fue a mayores, pero la gente de la organización «lo ha pasado muy mal».

En su edición número 46, la marcha aunó a corredores de 42 provincias españolas, así como participantes oriundos de países como Australia, Argentina, Colombia, Croacia, Francia, Inglaterra o Estados Unidos. La propia concejala de Deporte, Ana López de Uralde, ya destacó en su momento «el notable impacto» de la Media en Vitoria «a nivel turístico y económico» gracias a la presencia de visitantes de otros territorios. A nivel local, la prueba es, al mismo tiempo, Campeonato de Álava y de Euskadi.

Su cancelación hubiese supuesto un importante problema para la organización. De ahí que las autoridades locales siguiesen de manera estrecha la crisis que se generó a primera hora de la mañana. Y es que los precios de los dorsales oscilaban entre los 26 y 50 euros dependiendo del momento en que se adquirieron, por lo que las quejas lógicamente se habrían acumulado por parte de los participantes.