Bingen Mendizabal y Koldo Uriarte, compositores de emoción

Fue inesperado. «No sabíamos ni que había un premio musical», comentan. Sus quinielas en todo caso apuntaban a las interpretaciones o la dirección antes que un galardón por la 'millor música' en el festival catalán. La pareja artística no pudo viajar para recoger el galardón debido a la restricción de aforo de la gala por la pandemia. Pero más fácil lo tendrán para posar con este reconocimiento, Premio Alavés del Mes, que otorga EL CORREO y reconoce ambas trayectorias.

Fue en el estudio de Uriarte, ubicado en el Casco viejo, donde pasaron incontables horas junto al cineasta con el propósito de acompañar el viaje de arrepentimiento de una joven drogadicta que vende a su bebé en un ataque de pánico. «Hubo un momento muy especial que fue cuando Juanma nos dijo que por qué no cogíamos cada uno los temas del otro y lo pasábamos por el filtro de cada uno. Fue un puntos de inflexión».

Se trata de la película de Bajo Ulloa con mayor vocación internacional. La elección del título, en inglés, y el reparto de conocidas actrices como Natalia Tena, Harriet Sansom Harris, Rosie Day marcan esta atrevida producción en la que se escuchan los pasos, el crujir de las maderas de una vieja casa, los llantos... Lo esencial, sin intercambiar frases. El resto que llega al oído es la música escrita por ambos, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Bulgaria, el violín de Nika Bitchiashvili y la voz del barítono Gotzon Etxeberria. «Al no haber diálogos, la música habla por los personajes en cierta manera».

Durante más de un año han trabajado mano a mano con el cineasta que siendo un veinteañero deslumbró con su debut, 'Alas de mariposa' (1991), con la que ganó la Concha del Festival de San Sebastián. Ya en los créditos de esa producción de Gasteizko Zinema aparecía Bingen Mendizabal, habitual en sus películas y uno de los compositores de bandas sonoras más prolíficos. Bajo Ulloa y Mendizabal se conocieron en los ochenta en una Vitoria que podría ser un escenario del desenfado y del rock. «Es verdad que había muchas ganas de divertirse y había mucha gente creativa», cuenta Mendizabal. Actores como Karra Elejalde o Gorka Aguinagalde, directores artísticos como Julio Torrecilla, artistas como Plágaro o grupos como Hertzainak, del que fue el quinto miembro, pisaban las mismas calles.

Uriarte, más joven, imagina con algo de envidia esa época. «Envidia sana», cuenta el pianista conocido en el circuito del jazz que había colaborado anteriormente como teclista en bandas sonoras dirigidas por Bingen Mendizabal, como 'Kamchatka' (2002), de Marcelo Piñeyro, o 'Frágil' (2004), de Bajo Ulloa.