EH Bildu apoyará los presupuestos de la Diputación de Álava

Este pacto a nivel foral ya se registró en 2016 y 2017, aunque con un escenario muy distinto al actual. En aquel entonces, la coalición soberanista era la tercera en el territorio histórico -por detrás del PNV y PP- y ahora es la principal fuerza de la oposición hasta el punto de que en las últimas elecciones de 2023 se quedó a apenas 1.200 sufragios de los jeltzales, mientras que en Vitoria fue la fuerza más votada. De esta manera, Ramiro González explora la fórmula que le ha servido a la alcaldesa Maider Etxebarria, del PSE, para sacar adelante el actual presupuesto y subir un 4% los impuestos de cara al próximo ejercicio con el respaldo de Rocío Vitero.

Hasta la fecha, el socio preferente del Ejecutivo foral era el PP. Con ellos negoció las medidas tributarias vigentes, las deducciones fiscales para atraer producciones cinematográficas y una 'inyección' de nueve millones que ha servido para garantizar proyectos estratégicos como el BAM de Mercedes o el 'campus del vino'. Pero la pasada semana Iñaki Oyarzabal exigió un «compromiso político» para la reapertura de las Urgencias del Hospital Santiago y que se frene la construcción de un centro de refugiados en Vitoria. Cuestiones que ni el PNV ni el PSE iban a apoyar.

La izquierda abertzale aprovechó esa oportunidad y a partir de entonces se multiplicaron los contactos con el Gabinete de Ramiro González e incluso hubo reuniones durante el puente festivo. La decisión de EH Bildu -que este miércoles tendrá que superar la votación de su asamblea, un trámite- se produce en la víspera de que los de Pello Otxandiano afronten la hora de la verdad sobre un pacto presupuestario a nivel autonómico. Y es que, aunque el Gobierno vasco tiene asegurada la aprobación con la mayoría absoluta que suman PNV y PSE, la idea es ampliar el consenso. Son la única vía que sigue activa tras descolgarse el PP y Sumar.

Pocos se esperaban este acuerdo en Álava y sobre todo a la vista de los últimos plenos en las Juntas Generales. Desde el entorno del diputado general incluso se había trasladado que no estaba dispuesto a traspasar algunas líneas rojas para atraer a los soberanistas, y que, si no quedaba más remedio, volvería a prorrogar las cuentas. Parece que la coalición abertzale ha abandonado algunas de las posiciones maximalistas que les separaban y ha rebajado otras cuantas. De hecho, se mantienen sobre la mesa todos los grandes proyectos que presentó González.

Álava se vuelve a convertir así en un nuevo escenario para que la geometría variable en la que está inmersa la política vasca sume un nuevo capítulo, después de que en Gipuzkoa llegaron a un pacto similar con el PP hace un par de semanas. Ahora queda por desvelarse qué pasará en la próxima negociación de la reforma fiscal, donde sólo en Bizkaia tienen garantizada su aprobación por la mayoría absoluta que suman el PNV y el PSE. En los otros dos territorios tocará negociar con algún partido de la oposición.

EH Bildu ha conseguido que el Ejecutivo alavés modifique su planteamiento a través de 69 enmiendas. Esto supondrá, entre otros asuntos, una inversión de 10,5 millones en los siguientes tres años para el impulso de la vivienda en alquiler social y para jóvenes en la zona rural. La creación de plazas públicas en residencias y la reconversión de la vivienda comunitaria de Campezo en geriátrico o el aumento de la financiación de las entidades locales son otros de los compromisos conseguidos.

Sobre las renovables se pretende poner en marcha procesos deliberativos comarcales para su despliegue. Una fórmula que ya se incluye en la Ley vasca de Transición Energética y Cambio Climático aprobada en febrero y que supone seguir el ejemplo de Statkraft en Aramaio, presentando los proyectos a la comarca.

1,8 millones se dedicarán a proyectos de rehabilitación de viviendas en los pueblos, 500.000 euros para el relevo generacional en el sector agrícola, 70.000 con el fin de lograr la gratuidad en el transporte para estudiantes menores de edad, 410.000 para proyectos para el impulso a la creación de energía renovable distribuida o 250.000 euros para la creación de plazas en el cuerpo foral de bomberos.

El grupo de Eva López de Arroyabe era la segunda opción para el Ejecutivo. Primero estuvo a punto de acordar las cuentas con Elkarrekin pero las discrepancias internas entre Podemos e Izquierda Unida lo impidieron. El único escollo que quedaba era buscar un compromiso para resolver el conflicto laboral para las residencias privadas. Un asunto para el que los abertzales han conseguido arrancar al PNV y PSE una partida de dos millones de euros. El portavoz morado, David Rodríguez, acusó este lunes a EH Bildu de «girar hacia el centro».