Resuenan los bramidos y los choques de astas de los ciervos rojos en Salburua. Es tiempo de amor y guerra en el humedal. El momento de ver y escuchar el estremecedor bramido del macho llamando a las hembras a copular. Y Vitoria es un lugar ... privilegiado para presenciar este espectáculo de la naturaleza. Es la única ciudad de España que ofrece esta oportunidad a unos pasos del asfalto, a tan solo tres kilómetros del centro urbano, y con una accesibilidad envidiable. Estos días, la berrea vive su momento «álgido», por lo que esta semana es «la mejor» para acercarse a los pastizales de Arkaute y disfrutar de este «regalo para los sentidos: para la vista por la bravura que muestran los machos y para el oído por su sonido gutural», destaca el coordinador del centro de interpretación Ataria, Gorka Belamendia.
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El amanecer y el atardecer son los momentos ideales para disfrutar de este cortejo, aunque cualquier hora es buena, siempre que haya luz natural. ¿Y el mejor punto de observación? «El cruce a la derecha que hay justo antes de llegar al observatorio de los fresnos», aconseja Belamendia. Allí hay 132 ciervos salvajes: 18 machos, 80 hembras y 34 cervatillos. «Cuatro de los varones son territoriales y potentes. Son los que estos días muestran sus rivalidades con el característico choque de cornamentas. Es un momento hermoso, pero también bélico», explica el coordinador de Ataria. Las astas de esta especie pueden medir hasta un metro de ancho y durante la berrea apuran las últimas horas antes del desmogue, cuando mudan sus cuernos.
Por los pastos de Salburua también pasean su nuevo pelaje rojizo para el invierno y se escuchan sus desgarradores bramidos, un sonido gutural que puede ser escuchado hasta a un kilómetro de distancia. «Es el momento morfológico más dulce del ciervo. Cuando muestra todo su esplendor». Los pastizales de Arkaute toman el relevo al Gorbea, cuya berrea ha finalizado a principios de mes. «En la montaña ya ha terminado para el ciervo hispanicus. En los ambientes naturales suele tener su punto álgido en la última quincena de septiembre, pero es un fenómeno más tardío en Vitoria, entre la subespecie Elaphus», desgrana el experto. Dentro de aproximadamente ocho meses, las hembras darán a luz a los cervatillos concebidos ahora.
Este año la berrea ha llegado con retraso. Las escasas precipitaciones en septiembre se han traducido en un clima seco que ha pospuesto «algo más de lo habitual» su comienzo en el humedal. Un ecosistema en el que precisamente los cérvidos juegan un papel fundamental. «Mantienen a raya el crecimiento de la vegetación leñosa y arbustiva». El coordinador de Ataria explica que en Salburua hay mucha agua y humedad, por lo que el suelo es muy fértil y, sin el pasto de estos rumiantes, las plantas crecerían de forma exponencial.
Precisamente, el CEA organiza hasta el viernes -a las nueve y media de la mañana- visitas junto a un experto que explica in situ las peculiaridades de este rito de apareamiento. Habrá más oportunidades para que los vitorianos descubran más sobre este fenómeno. Las visitas generales al parque, a las 11.30 horas de martes a viernes hasta el 30 de octubre, se han enfocado a este acontecimiento otoñal. Quienes estén interesados pueden inscribirse llamando al 945254759 o escribiendo al mail ataria@vitoria-gasteiz.org
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