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Si algo consigue ahogar los bramidos hondos de los ciervos no será, desde luego, ningún motor griposo. Tampoco ninguna moto renqueante. Los vehículos tendrán el acceso vedado en el Gorbea durante todo septiembre. La berrea obligará a restringir el paso por los caminos y ... pistas de la cara alavesa del parque natural durante todo el mes. Un año más, el monte será territorio venado.
El Boletín Oficial de Álava publicó ayer la orden del diputado foral de Medio Ambiente y Urbanismo, José Antonio Galera, en la que se anuncia que la Diputación restringirá desde el lunes 2 de septiembre hasta el domingo 6 de octubre el paso de vehículos por las vías y caminos de la vertiente alavesa, sobre todo en los términos municipales de Zuia y Zigoitia, para proteger a los ciervos en su época de celo.
Los tramos sometidos a la limitación del tránsito rodado estarán «convenientemente señalizados» y sólo se podrá acceder a estas vías con vehículos en casos previamente autorizados. Es el caso de aquellos conductores que tengan permiso para como aquellos que tengan permiso para realizar labores relacionadas con el aprovechamiento de madera, leña o roturaciones. También los científicos que, durante esos días, tengan previsto realizar investigaciones que cuenten con el visto bueno de la Diputación.
Por su parte, los recorridos ecuestres y de bicicleta de montaña también necesitarán autorización de los responsables del parque y quienes acudan a practicar senderismo o montañismo habrán de hacerlo a través de la red general de sendas, sin poder abandonarla «en ningún caso».
A los visitantes que durante esos días se acerquen al Gorbea para observar este majestuoso espectáculo salvaje, los responsables forales avisan que tendrán que hacerlo desde los puntos habilitados como observatorios, siempre en silencio y evitando movimientos bruscos, además recuerdan que está terminantemente prohibido acercarse a los ciervos e instan a prescindir de linternas o flases. También celebran que «la restricción en años anteriores ha permitido una mejora en la especie y una reducción de daños en la zona» durante esta época, que comienza normalmente con las primeras lluvias de septiembre, cuando los bramidos de los machos vibran al amanecer y atardecer en todo el parque natural.
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