N. Salazar
Jueves, 1 de febrero 2024, 17:33
La vulnerabilidad crece. Lo deja claro Berakah en la radiografía que realiza de las familias que acuden a los albergues de esta obra social ligada a la Diócesis de Vitoria. «El derecho a la alimentación sigue sin estar cubierto por nuestras instituciones públicas al igual ... que la falta de vivienda en alquiler, donde los precios siguen subiendo convirtiéndose en algo inalcanzable para muchísimos ciudadanos», concluye en su memoria de 2023. En este punto, también constata el aumento de peticiones de desayunos y meriendas para niños y adolescentes sin recursos. Además, resalta que se «ha disparado» la demanda de los servicios de Garbin Txiki, destinado a la atención a bebés.
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En conclusión, la cobertura alimentaria y el acceso a una vivienda en régimen de alquiler son los dos grandes problemas de la ciudad, según este informe. Y para contextualizarlo, destaca el éxodo de nuevas familias que han llegado a la ciudad, sobretodo de Latinoamérica, que «se han encontrado con la necesidad de techo, de documentos que les permitan trabajar y de recursos para sobrevivir como es la comida». En total, han acogido a 502 nuevas personas, setenta más que el año anterior. Ante esta «desesperación» de muchos migrantes, Berakah advierte del «peligroso mercadeo del empadronamiento» como herramienta necesaria para iniciar un proceso de inserción donde «muchos lo venden y trafican con él».
En este punto, Berakah lamenta que la respuesta institucional no cambie. «Las plazas de albergue no son suficientes y cuando una familia llega a la ciudad no es acogida por los servicios sociales de urgencia». En esta línea, recuerda que hay familias con menos de 6 meses de empadronamiento que son «derivadas únicamente» al servicio del Banco de Alimentos, «recurso necesario pero muy insuficiente para garantizar un plato de comida al día, más si son varios miembros de una misma familia». Ante este panorama, Berakah subraya el «alarmante» aumento de las solicitudes de ayuda en todos los servicios alimentarios, como por ejemplo el comedor Zugaz, donde se han aumentando en un millar los menús con respecto al año anterior, acercándose a los 4.000 menús mensuales. Lo mismo ha sucedido con los desayunos y meriendas para niños y adolescentes así como en los servicios de Garbin Txiki destinado a la atención a bebés.
De la memoria, el responsable de Berakah, Fidel Molina, destaca otras muchas situaciones en Vitoria donde afirma que «la pobreza tiene rostro de mujer». Señala igualmente cómo ha cambiado tras la pandemia la realidad de la prostitución. «En las rotondas de nuestra ciudad no se encuentran más que tres o cuatro chicas pero la prostitución no ha desaparecido, sino todo lo contrario. Hay decenas de pisos y clubs a los que intentamos acceder, ofrecer nuestros servicios y estar cerca de las mujeres».
El informe desgrana el trabajo elaborado por los voluntarios y agradece a entidades donantes, con la Fundación Vital a la cabeza, y a tantos ciudadanos «por su generosidad con los más empobrecidos de la ciudad».
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