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Sábado. 21.30 horas. Una riada de jóvenes, varios claramente menores de edad, pululan por un bar de la calle San Antonio, en pleno centro de Vitoria. Algunos toman los portales de alrededor, donde aprovechan para echar un canuto y apurar alguna consumición. Esta ... imagen se repite desde hace «meses» en este punto, lo que ha generado un sinfín de quejas vecinales. Todos con el local en el punto de mira de sus críticas.
«No te dejan salir a la calle o entrar en tu portal. Aquí vive mucha gente mayor que ahora siente miedo. Muchos chavales van pasados y, quiero pensar que por desconocimiento, no se dan cuenta del daño que están haciendo al vecindario», clama una residente en esta vía. Otro apunta directamente a la nueva gerencia de este local hostelero. «Dejan entrar a menores. Se les vende alcohol. ¿En qué cabeza cabe eso?», se pregunta en alto.
«Todos los sábados tenemos que llamar a la Policía Local o a la Ertzaintza porque algunos chavales se encaran con los vecinos. También hay peleas entre ellos. Usan las entradas a los aparcamientos para mear y dejarlo todo lleno de basura. ¿Para cuándo el Ayuntamiento va a empezar a ordenar cierres cautelares a ese local que está infringiendo la ley de forma sistemática?», requiere otra habitante de la zona.
El pub sí figura en el radar policial. Según los datos oficiales facilitados por la Ertzaintza y la Policía Local, desde enero se han sucedido más de medio centenar de actuaciones relacionadas con este establecimiento y su clientela. Una cada tres días, aunque la práctica totalidad se concentran durante los fines de semana.
Sólo la Guardia urbana acumula 44. «En su mayor parte son intervenciones a demanda del vecindario. Los motivos son diversos: incumplimiento de horarios, ruidos, alteración del orden público, suministro de bebidas alcohólicas a menores...», disecciona un portavoz oficial de la comisaría de Aguirrelanda. En la Ertzaintza citan «varias inspecciones en el marco del Plan Especial de Prevención ante el Uso de Armas Blancas y Objetos Peligrosos».
«Aunque la mayoría de la clientela es normal, también es el centro de reunión de varios grupos de menores y jóvenes conflictivos. Digamos que van allí a gastarse parte de sus ingresos ilícitos obtenidos durante la semana», advierten agentes de ambos cuerpos. Ha habido al menos, «una quedada para pegarse entre dos grupos rivales». En alguna entrada sorprendieron al personal «dando alcohol a menores de edad», por lo que también abrieron ficha.
Preguntado por este asunto, el concejal de Seguridad, Iñaki Gurtubai (PNV), promete mano dura. «La Policía Local es consciente del problema de alteración de la convivencia que determinados locales de ocio pueden llegar a generar con el vecindario próximo. Somos los primeros interesados en hacer frente a este tipo de situaciones», asegura.
«Sabemos que parte de la responsabilidad es del local y otra parte, muchas veces la mayor parte, es de las personas que generan ruido o protagonizan peleas fuera del propio establecimiento. Podemos actuar contra un local conflictivo en la medida en que las infracciones que comete son sancionables. Así se está haciendo. Y desde luego, no tendré ningún problema en cerrarlo cuando la ley nos habilite para ello», subraya.
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