¿Se imagina lo duro que tiene que ser que en la nevera no haya nada para dar de cenar a los niños? ¿O que lleven toda la semana a base de arroz cocido y salchichas de sobre? Esto les han pasado a las 1. ... 500 personas en situación de emergencia social que dependen del Banco de Alimentos de Álava para comer y a punto ha estado de pasarles a los otros 3.100 ciudadanos a los que ayuda regularmente. Entre todos ellos hay más de cien pequeños. Son datos que tienen muy presentes los 600 voluntarios que han colaborado desde el fin de semana con esta organización en la undécima edición de la «Gran Campaña de Recogida».
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La recolecta se ha realizado en 83 establecimientos del territorio y, aunque ha sido especialmente intensa durante el fin de semana, aún está abierta en varios supermercados. Los responsables del Banco creen que, de momento, «ha ido razonablemente bien» y que se cumplirá ese primer objetivo de lograr 40.000 kilos de alimentos y otros productos de primera necesidad.
Miguel Fernández de Matauco, coordinador de esta recogida, se encuentra este lunes volcado con la recepción de las cajas y el peso y clasificación de su contenido. Es difícil saber cuántos kilos de arroz, legumbres o de conservas han donado los alaveses, pero no pinta mal. La entrega física de alimentos, explica, sigue siendo la preferida de las personas de mayor edad. Le gusta más comprar sus paquetes y entregárselos a los voluntarios quizá por una desconfianza hacia lo virtual que los jóvenes tienen superada. Muchos de estos últimos se han inclinado por dejar pagados bonos de alimentación al pasar por los cajeros. El colectivo confía en lograr 140.000 euros en bonos de supermercados y 75.000 euros en donaciones directas. «Costará más que las grandes superficies nos faciliten estos datos y además algunas tienen abierta al campaña toda la semana», aclara. Recuerda que aún hay tiempo para ayudar y que este gesto tiene bonificación fiscal.
El Banco de Alimentos Álava reparte comida y algunos productos de higiene básicos como pañales y compresas. Gracias a esta «fiesta de la solidaridad», que supone una de las mayores donaciones colectivas que recibe el Banco de Alimentos cada año, los usuarios tendrán garantizada una dieta más o menos variada durante algunos meses. Pero se agota. El esfuerzo es anual. En 2022 se repartieron más de 1,9 millones de kilos de alimentos y para este curso estiman en algo más de 1,8 millones lo que se conseguirá.
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