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Al grito de 'hotz, hetz' nos atraparon desde su humildad como deportistas de élite sin parecerlo. Y no será por el esfuerzo, el compromiso y la entrega a este deporte difícil y técnico, lleno de muchos matices que convierte una tirada en todo un alegato ... de lo que significa un equipo y los valores que se presuponen. En la sokatira son una para todas y todas para una, como fieles mosqueteras. El secreto es sentir a la compañera a través de la cuerda, el cordón umbilical deportivo de estas mujeres que desde un injusto anonimato han cosechado para Álava seis oros mundiales, otros seis subcampeonatos, además de cuatro medallas de bronce representando a la selección vasca, Basque Country.
Han defendido los colores de una camiseta que, tras cada cita mundialista, cada dos años, deben devolver a la Federación de Herri Kirolak. Parece que la denuncia a través de las páginas de este periódico ha resuelto parte de la absurda exigencia, y el órgano federativo solo exigirá que devuelvan el chándal. Incomprensible que de las diecisiete modalidades que conforman el deporte rural, la sokatira sea la más internacional y con más visibilidad mundial y reciba este trato discriminatorio.
Pero en contra de alzar la voz y poner el grito en el cielo, nuestras protagonistas decidieron seguir trabajando desde el silencio y empezar a agrandar su historia a partir del año 2000. Sin rivales en los campeonatos de Euskadi, ellas han conseguido conformar un equipo 'champions' en el panorama internacional donde son valoradas como auténticos Messis o Ronaldos. Tanto es así que tras lograr el campeonato del mundo en 2012 en Perth (Australia), en dura pugna en la final ante China Taipei, una de las superpotencias mundiales de esta modalidad donde la dedicación es profesional, una productora del país oriental invitó a las alavesas a ser las protagonistas de la película 'Step back to glory'.
Sin duda, y parafraseando aquello de 'And the winner is...' y por continuar con el símil cinematográfico, en esta ocasión la nominación de 'Alavesas del mes de marzo' que concede el periódico EL CORREO va para el club Badaiotz, porque tanto sacrificio y esfuerzo debe empezar a obtener reconocimientos.
Ellas que se pagan de su bolsillo los desplazamientos a cada mundial, que hacen exhibiciones por cualquier rincón de Euskadi para hacer hucha destinada a ser nuestras representantes en cualquier parte del mundo. Estas trabajadoras, madres, mujeres luchadoras y deportistas de talento, vienen de llenar el zurrón de medallas con otras tres recién horneadas en el último campeonato en China, una plata por equipos y dos bronces como selección (la integran las tiradoras del Badaiotz y tres miembros del Gaztedi vizcaíno). Tal y como dijera Julio César, 'veni, vidi, vici', frase aplicable a nuestras tiradoras de oro.
El esfuerzo, aseguran, merece la pena porque este es un deporte «que engancha». Para prepararse acuden al frontón de Abetxuko. Allí cuentan, entre otro material, para realizar sus tiradas con una polea gigante que soporta 800 kilos en piezas que van de 55 en 55 kilos. «Aquí hay que tener sacrificio. Fondo físico también», indicaban a este periódico antes de partir a China. «Cuesta hasta dos años empezar a tirar bien», advertían. Ellas lo hacen de maravilla.
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