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Bastantes rincones de Vitoria, sobre todo aquellos más cercanos a los locales de fiesta, se habrán despertado esta mañana con hedor a orín. Como sucede en muchos otros municipios, la falta de civismo tras una ingesta excesiva de líquidos hace que algunos hombres - ... y menos mujeres- satisfagan sus necesidades fisiológicas en plena calle inundando la vía pública de una peste que permanece aunque los servicios de limpieza baldeen los puntos más afectados con líquido perfumado. Una práctica que la ordenanza sanciona de manera leve con un mínimo de 90 euros y que el ejercicio pasado fue impuesta en 72 ocasiones, según los datos oficiales.
Esto supondría una cada cinco días en 2017, pero -cómo también es lógico- se suelen concentrar al final de la semana, cuando se hace un mayor uso de la vía urbana. Igual que en las fiestas de La Blanca, cuando proliferan estas incívicas costumbres y algunas calles son prácticamente intransitables por el tufo durante los primeros días de agosto. Por eso, desde hace dos veranos, muchos rincones se impregnan de un repelente -transparente e inocuo- que penetra en la superficie en la que se aplica, sin modificar su apariencia, y logra un efecto rebote en la fachada. Así, los meones furtivos ven cómo su pis les salpica en los pantalones o los zapatos.
Esa solución -patentada por la empresa Kliner Profesional, con sede social en el polígono industrial de Júndiz, y que se hizo mundialmente famosa tras utilizarse en los Sanfermines de 2016- dura «varios meses». El pasado mes de agosto se utilizaron 90 litros de repelente en Los Arquillos, la plaza del Machete y sus escaleras, Mateo Moraza (especialmente en la esquina con la Virgen Blanca y con San Francisco), cantón de San Roque, calle de Las Escuelas, el edificio de Correos, en la bolera de Fueros, en la rampa del frontón de Fueros, en la plaza del Arca, Marqués de Estella, Banco de España, Ramiro de Maeztu, General Álava y en la trasera del escenario de los conciertos de los Fueros. Las autoridades están satisfechas con su resultado.
La ordenanza municipal de limpieza, recogida y transporte de basuras califica como una infracción leve que alguien satisfaga sus necesidades fisiológicas en plena vía pública, así como el acto de escupir. Por ambas acciones se puede sancionar con 90 euros. Si bien las denuncias son interpuestas por los agentes de la Policía Local de Vitoria, se tramitan por parte del Departamento municipal de Medio Ambiente para que finalmente cobre Hacienda esa cantidad.
«No pasamos por alto estas conductas incívicas y se sancionan porque afectan a nuestra ciudad y a sus habitantes. Tenemos que respetar los espacios comunes para que todos podamos disfrutar de ellos, por lo que se deben mantener limpios», subraya el concejal jeltzale Iñaki Prusilla.
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