El Ayuntamiento de Vitoria contrata las obras del laberinto vegetal de Olárizu para abrirlo en verano

Con una superficie de unos 5.000 metros cuadrados y emplazado cerca de la entrada del jardín, al final de la avenida de Olárizu, alejado unos 30 metros de las viviendas, el laberinto «servirá para poner en valor el Jardín Botánico y el parque. Será una instalación vigilada, con un horario de apertura y cierre», ha transmitido la alcaldesa, Maider Etxebarria.

«Es un elemento más de juego con la naturaleza, como los que ya existen en muchas ciudades europeas y también en ciudades de nuestro entorno», ha agregado la regidora socialista en rueda de prensa este viernes. El proyecto está financiado por los fondos europeos Next Generation en su modalidad de turismo sostenible. El laberinto, que se ejecuta en estrecha colaboración con el Centro de Estudios Ambientales (CEA), busca convertirse en un elemento que posibilite mejorar la biodiversidad de las campas fomentado un ocio de naturaleza, señalan desde el Ayuntamiento.

Los setos que conforman el laberinto van a tener una altura máxima de 1,70 metros y al estar ubicado en una vaguada del terreno permitirá observar desde el exterior a quiénes recorran el interior. Su mantenimiento será muy similar al de otros parques de la ciudad, con riego por goteo y con podas que se realizarán dos veces al año y sin recurrir a la utilización de productos químicos. Los setos potenciarán la función como sumidero de CO2 al Jardín Botánico y ofrecerán refugio y espacio natural a muchas especies de aves e insectos.

El equipo de gobierno (PSE-PNV) cierra con este último paso un largo proceso desde que el laberinto se anunciara, hace casi cinco años. De hecho, el proyecto despertó cierto rechazo vecinal, que pedía cambiar la ubicación del laberinto. El departamento de Espacio Público y Barrios que dirige Beatriz Artolazabal (PNV) aseguró que la ubicación del espacio lúdico tenía su razón de ser (por su orografía y la integración en el Jardín Botánico) y se respaldó en media docena de informes técnicos municipales, tanto ambientales como urbanísticos.

Al mismo tiempo, advirtió de que paralizar el plan podía llegar a suponer una pérdida de hasta 2 millones de euros a las arcas municipales de fondos europeos. En cualquier caso, optó por separar unos 25 metros el laberinto de las viviendas, algo que tampoco contentó a la plataforma que rechazaba el planteamiento.