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Un usuario accede al polideportivo de San Andrés, donde también se ha cerrado la piscina. BLANCA CASTILLO
La aparición de una bacteria obliga a cerrar otras tres piscinas en Vitoria

La aparición de una bacteria obliga a cerrar otras tres piscinas en Vitoria

El Ayuntamiento clausuró ayer nuevos vasos en Mendizorroza, Salburua y San Andrés; que se suman a los cierres en Aldabe e Ibaiondo

Miércoles, 30 de junio 2021

Una bacteria está poniendo en jaque la salubridad de diversas piscinas de la red de centros cívicos e instalaciones deportivas de la capital alavesa. Su presencia, en «niveles irregulares» dentro de los parámetros microbiológicos que se analizan en este tipo de instalaciones, se ha podido detectar en seis piletas cubiertas. Esta anomalía ya obligó al Ayuntamiento de Vitoria a cerrar al baño el miércoles en tres vasos ubicados en los equipamientos deportivos de Aldabe e Ibaiondo. Ayer, jueves, le llegó el turno a otras tres piscinas donde se ha revelado este mismo problema. En esta ocasión, el cierre afecta al vaso pequeño de las piscinas cubiertas del complejo deportivo municipal de Mendizorroza, al vaso grande de las ubicadas en el centro cívico de Salburua, así como al pequeño de las piscinas que funcionan en el polideportivo San Andrés, situado en la calle Argentina.

En todos los casos, según ha comunicado el Consistorio, la medición que ha ofrecido valores atípicos es la del parámetro correspondiente al microorganismo denominado 'Pseudomona aeruginosa'; exactamente la misma bacteria que desencadenó las tres primeras clausuras, que afectaron a los vasos grande y pequeño de las piscinas de Aldabe y también al vaso de natación del centro cívico Ibaiondo. En este último, sin embargo, se mantiene abierta la piscina lúdica.

La detección de «valores atípicos» al medir un microorganismo en los análisis rutinarios desencadenó las clausuras

El Ayuntamiento de Vitoria procedió a su cierre preventivo al detectar «parámetros microbiológicos fuera del rango habitual en sus aguas». En concreto, los análisis rutinarios que desarrolla el laboratorio municipal sobre estas instalaciones arrojaron «valores atípicos en la medición del Pseudomona aeruginosa»; una bacteria muy resistente, que crece en áreas húmedas y que a las piscinas suele llegar a través de los propios usuarios.

El Ayuntamiento no ofreció ayer ninguna explicación acerca de los motivos que están detrás de un hecho tan fuera de lo común: que se detecten problemas con una misma bateria en piscinas que no tienen ninguna conexión entre sí. Se limitó a garantizar que en próximos días mantendría la comunicación con las novedades en cuanto a aperturas y otros posibles cierres.

Tratamiento de hipercloración

Según comunicó el Gabinete Urtaran, los cierres se han materializado tan pronto como se ha tenido constancia de los resultados de las mediciones. Los seis vasos permanecerán clausurados «hasta que sea posible restablecer los parámetros» para que éstos vuelvan a sus valores habituales. Para conseguirlo, los técnicos tendrán que aplicar medidas correctoras al objeto de poder «normalizar la calidad del agua» de todas esas piscinas. Entre estas intervenciones, figura la aplicación de un tratamiento de hipercloración que permita la recuperación de las aguas. De igual modo, los operarios procederán a la limpieza de los filtros de cada una de las instalaciones y se modificará también la frecuencia de renovación del agua para que este proceso se realice con mayor celeridad. Una vez que todas esas actuaciones surtan el efecto deseado, el Consistorio anunciará la reapertura de las piscinas afectadas.

La 'Pseudomona aeruginosa',un microorganismo multirresistente

El microorganismo que ha forzado el cierre de seis piscinas responde al nombre de 'Pseudomona aeruginosa'. Es una bacteria multirresistente que crece en áreas húmedas y puede causar infecciones del tracto urinario, del sistema respiratorio o dermatitis, entre muchas otras. Este patógeno tiene predilección por los ambientes acuosos: fregaderos, lavabos, bañeras domésticas de hidromasajes o piscinas. Es habitual encontrarla en suelos, aguas naturales de ríos y lagos o en aguas potables en bajas concentraciones. En piscinas donde se aplican tratamientos desinfectantes de forma continua, su presencia es frecuente. Allí puede llegar transportada por los bañistas que la introducen a través de sus pies o calzado, boca, oídos y otras zonas húmedas y habitualmente sudorosas del cuerpo.

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