![La reforma del Principal se desbloquea después de tres años con la compra de un local anexo](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202302/01/media/cortadas/sabadell-koiD-U190486444223RiH-1248x770@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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El nuevo Teatro Principal debería estar inaugurado este año según los plazos «muy realistas» que el Gabinete Urtaran se había marcado en el ecuador de la pasada legislatura. Pero, a día de hoy, ya no es que las máquinas no estén trabajando en el centenario ... escenario, es que la ansiada reforma ni siquiera cuenta con un proyecto constructivo, que no se espera hasta la primavera. En medio de este enorme retraso, el Ayuntamiento dio ayer un primer paso, imprescindible, para desencallar la operación con la compra del local anexo de la vieja oficina del Banco Sabadell. Es una pieza clave dentro del proyecto de remodelación, que contempla albergar en ese espacio oficinas y dependencias técnicas.
El Ayuntamiento de Vitoria anunció ayer que el Gobierno municipal aprobará el próximo viernes la adquisición del local del antiguo Banco Sabadell para ampliar el Teatro Principal. La operación, que permitirá liberar el actual espacio de oficinas y dotará al equipamiento cultural de un nuevo espacio a pie de calle tanto para el personal técnico como para la atención al público, supondrá el pago de «1.092.004,42 euros sin contar impuestos» a la sociedad Urteim, propietaria de la lonja y de buena parte de la manzana, que lo adquirió a mediados de 2020 a una familia asentada en Madrid .
El local, en el 29 de la calle San Prudencio, albergó en su día la famosísima confitería Alberdi que bajó la persiana hace más de dos décadas después de seducir a generaciones de vitorianos con sus delicias azucaradas. Cuenta con una ubicación estratégica para el futuro del teatro. Un simple tabique separa la lonja recién adquirida del muelle de carga del teatro, por lo que se puede comunicar de forma directa con el resto del edificio. En su día albergó la famosísima confitería Alberdi, tiene una fachada de siete metros y cuenta con una superficie de 445 metros distribuidos en planta (315) y sótano (110). Su interior, casi diáfano, todavía conserva la estructura de la entidad bancaria.
Para poder afrontar la compra de la lonja, el Ayuntamiento se ha visto obligado a realizar una modificación presupuestaria a cargo de los capítulos de 'Inversiones en patrimonio municipal' y 'Rehabilitación de edificios municipales'. Tal y como se detalla en un documento interno al que ha tenido acceso EL CORREO, se han reservado un total de 1,3 millones de euros para sufragar el total de una operación que lleva en el radar del Consistorio desde que, a finales de 2018, se presentara el primer estudio de alternativas.
Entonces, hace ya más de cuatro años, el Consistorio ya tanteó, sin éxito, la adquisición del loca, vital para liberar metros cuadrados en el teatro y, así, ganar espacio para una nueva sala de danza, un espacio muy demandado por las compañías. También se dispondrá de un nuevo espacio de almacenaje, en el sótano, que «adecuado por su localización junto al acceso de cargas», aseguran fuentes municipales.
Los mismos medios también adelantan que parte de la antigua sucursal también se podría destinar a vestuarios y camerinos de compañías, «de los que actualmente se adolece». Esta es la principal novedad de lo hasta ahora esbozado. Ninguna de las alternativas contemplaba destinar a este fin parte de la superficie del local. A pesar de todo, la consultora Idom (la única que se presentó al concurso para diseñar la reforma) está todavía inmersa en la redacción del proyecto del 'nuevo teatro' y no se espera que lo tenga listo hasta, al menos, la próxima primavera. Las previsiones más optimistas contemplan ahora que el teatro baje el telón a final de año para iniciar las obras.
El Gabinete Urtaran esgrimió en un primer momento la crisis del coronavirus para explicar el considerable retraso. Más tarde, en un inesperado giro de guión, el alcalde puso encima de la mesa la ampliación de la bombonera con la adquisición del contiguo edificio Ópera por 40 millones de euros. La fastuosa operación, que implicaba la demolición parcial del edificio, levantó numerosas críticas. Tras meses de estudios, que demoraron todavía más los plazos de la ansiada reforma, el plan se abortó después de que saliera a la luz un informe foral que impedía tocar su estructura.
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