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Cuando la pandemia está empezando a dar muestras de desactivación en Álava y Vitoria, que se alejan de la zona roja gracias al descenso en el número de contagios y al avance de la vacunación, Llodio atraviesa el momento más complicado desde la declaración de ... alarma sanitaria en marzo del año pasado. Con una tasa de incidencia disparada desde hace días, ayer llegó a 643, la más alta entre las localidades alavesas de más de cinco mil habitantes.
De momento, nada hace presagiar que la marea se va a detener porque tanto Llodio como Amurrio tienen índices de contagio superiores a uno, lo que indica que de cada persona enferma contagia a 1,19 en Amurrio y 1,20 en Llodio. En los últimos catorce días, en Llodio se han contagiado 118 personas y el Amurrio otras 56. Las cifras asustan y la llegada el boletín diario de Osakidetza con los últimos datos, hace que muchas personas están pendientes de las cifras. Ayer, Llodio sumó otras trece.
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En apariencia, nada ha cambiado. Las restricciones son incluso mayores desde hace una semana y media, con un confinamiento municipal que va para largo. ¿Por qué ahora se han disparado los contagios?. Nadie parece tener una respuesta clara. «Hay zonas donde se concentra mucha gente», asegura una mujer. «Pero eso ha pasado desde el principio», responde su compañera de mesa. «A mí me parece que el ritmo de vacunación es muy lento y por eso sube la incidencia», explica otra contertulia sentada en la terraza donde toman un café.
Tampoco las autoridades parecen tener respuestas concluyentes. Osakidetza atribuye los datos a «la alta incidencia en toda Euskadi, que provoca situaciones cambiantes porque el virus sigue siendo contagioso». Las mismas fuentes aseguran que la vacunación en Llodio, desde donde se atiende a los residentes en toda la comarca, «va como en el resto de Euskadi, llamando a personas de entre 60 y 79 años», en función de la disponibilidad de las dosis.
Hortensia Fernández es una mujer que acaba de pasar el coronavirus. En su primer día en la calle tras la infección asegura que «he pasado un cansancio terrible, dolor de cabeza y tos seca», pese a haber recibido ya la primera dosis de Astra Zeneca por su trabajo en un centro escolar. Como ella, han sido varias las personas su familia que se han contagiado y que están pasando la infección en casa.
La variante británica
Entre la ciudadanía, la sensación es de hartazgo. Mertxe Congosto se cuestiona acerca de las tareas de limpieza. «Mientras estábamos confinados, estaban desinfectando la calle todo el día. Ahora ya no se ve a nadie haciendo esas tareas». Añade que «cuando vamos a un edificio público o al ambulatorio, nadie desinfectada las sillas donde nos sentamos un montón de gente. En cambio, en los bares están todo el día, porque a ellos les obligan». Por su parte, Marga da Silva cree que «tenemos una incidencia tan alta porque no respetamos las normas. Los fines de semana hay zonas que están llenas de gente tomando algo sin mascarilla. Es de vergüenza. He visto grupos de hasta diecisiete personas reunidas y no sólo había gente joven».
Mari José Ponte comparte esa opinión. «Hay zonas abarrotadas. A veces ni se guarda la cuarentena». Ella, que toma diario el tren para ir a trabajar a Bilbao también se encuentra con «personas que no respetan nada. Viajan sin mascarilla y con los pies encima del asiento». Comprende que «todos podemos tener un descuido, pero hay comportamientos que no respetan a los demás».
643,02 Es la tasa que marcó ayer Llodio después de registrar numerosos casos diarios. Ayer fueron 13 y en los últimos 5 días suman 54
542,11 Es la incidencia de Amurrio, en un caso parecido al de Llodio. 2 nuevos contagios se notificaron ayer y 25 en el acumulado de los últimos 5 días.
El alcalde de Llodio, Ander Añibarro, reconoce que «este es el peor momento de la epidemia en Llodio. Nunca habíamos tenido estas cifras». Él, que es enfermero de profesión, atribuye los contagios «a que nos quitamos la mascarilla cuando llegamos a casa y nos relajamos». En su opinión, los núcleos familiares son el principal foco de contagio, que afectan a un número importante jóvenes. En el caso de Llodio además influye «que más del 25% de la población es mayor de 65 años». A eso, se une la gran concentración de personas en algunas zonas de bares «donde tenemos un acceso difícil y a veces, hay que entrar con la Ertzaintza».
En Amurrio, Txerra Molinuevo, en contacto con el ambulatorio, señala «la alta incidencia de la variante británica, que es más contagiosa. Esa es la razón del personal sanitario. No es que haya comidas familiares, pero los contagios se producen en casa». Molinuevo animó a detectar todos los contactos de cada afectado para atajar los casos.
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