La sequía adelanta la vendimia de txakoli en Álava

Las viñas han sufrido la intensa sequía de los últimos meses y los viticultores han tenido que conformarse apenas con los doce litros que cayeron hace tres semanas. Es «una situación difícil», señaló Merino. Pero la escasez de lluvias ha traído algo bueno; la ausencia de enfermedades como «la botritis o el mildiu, que son endémicas». Este año, no han aparecido.

Merino aseguró que «en cuanto a la producción, esperamos unos niveles extraordinarios que nos acercarían a nuestras mejores campañas». Pese a que el grano es más pequeño de lo habitual por falta de lluvias, el aumento de producción hay que atribuirlo al calor y a la madurez de las cepas. El mercado está esperando la llegada de la nueva cosecha una vez superada la pandemia, dado que se han recuperado los niveles de venta anteriores a 2020 y «la exportación se disparó desde principios de año». Con este calendario, Merino espera que «la vendimia esté terminada a finales de octubre y podamos hacer las primeras catas en enero de 2023».