«El sector tiene que evolucionar»

En total, 136 animales, los mejores de toda la zona y una bolilla que ha animado el ambiente para acertar el peso de la preciosa yegua de carne expuesta junto al kiosco de la música, que ha llamado la atención de las 234 personas -a un euro la apuesta- que han hecho su vaticinio sobre su peso antes de pasar por la báscula. Un único acertante se ha llevado el bote tras dar en el blanco con los 641 kilos ha pesado el animal. El entorno ha sido espectacular en una mañana de sirimiri que mitigaba el bochorno. Así que han sido muchas las personas que se han acercado a pie y han recorrido los 2,5 kilómetros que separan la ermita del centro urbano.

Entre los ganaderos, el joven Asier Bolívar, de 34 años, ha llegado desde Olábezar con sus vacas asturianas. «Tengo un tío veterinario en Asturias y empezamos con unas pocas. Son pequeñas, rústicas y muy nobles». Así que sigue con ellas. Y ha aprendido que en Asturias, y en otros lugares, las ferias «son otra cosa. Allí las llevan los niños, pasean con ellas. Lo viven. Nosotros tenemos que evolucionar», ha añadido.

Las vacas de Bolívar pastan en la Sierra Salvada y él sube cada semana a verlas. De momento, «no tenemos problemas con el lobo porque mientras haya ganado pequeño, ovejas, cabras, terneros o potros, las vacas están tranquilas» y se quedan allí desde mayo hasta finales de diciembre, cuando bajan a casa «con las primeras nieves». Él es uno de los pocos ganaderos que asumen el relevo generacional del sector y está convencido de que «tenemos que cambiar. Ha lamentado que «la terreña desapareciera y se apostara por la limousin, que es más productiva».

Su vecina, María Belén Álava, también de Olábezar, defiende la ganadería profesional. «No puede ser que se trate igual a una persona que vive de esto y paga su Seguridad Social agraria que a uno que está jubilado y vive de la pensión de la fábrica», ha afirmadoa enérgica. En su opinión, esta competencia, limita la rentabilidad de las explotaciones y dificulta el mantenimiento del sector. A eso, se unen «que nos han quitado el matadero teniendo el antiguo pabellón de Kider vacío en el polígono de Murga, que no haya una feria ganadera de Álava o que tengamos que mendigar los medicamentos para tratar a los animales», se ha quejado.