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MARTA PECIÑA
Martes, 13 de julio 2021, 13:20
Tras la decisión de Tubacex de mantener a las 129 personas despedidas de sus plantas de Llodio y Amurrio en sus casas, pagándoles el salario, las reacciones no se han hecho esperar. «Hay sindicatos que optan por que volvamos a trabajar. Otros prefieren mantener ... la huelga», explicaban esta mañana en la puerta de la empresa en Llodio algunos trabajadores. Temen que se rompa la unidad sindical después de cinco meses de huelga en la que todas las medidas adoptadas han contado con el consenso de ELA, STAT, CCOO y LAB.
Si se mantiene el paro, las personas despedidas cobrarán el sueldo desde sus casas mientras sus compañeros siguen sin ingresos. Para algunos, la tensión que acumulan desde el 11 de febrero pasado hace que «queramos volver a trabajar», explicó Asier, una opinión compartida por sus compañeros. Eso sí, anteponen a la reentrada el mantenimiento de las condiciones del convenio aprobado en 2018, o por lo menos, su negociación «para garantizar el empleo, porque ya damos por hecho que el ERTE que tenemos hasta septiembre se va a prolongar», añadía Iker. El comité señaló que la reunión de esta mañana celebrada en un hotel de Bilbao «ha sido una ocasión perdida» que se valorará en el seno de las organizaciones sindicales y de la plantilla en los próximos días. Los trabajadores avanzan que «deberían readmitir a todo el mundo, que es lo que manda la sentencia».
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Entre los trabajadores se aprecia una sensación de desánimo «porque la empresa ha comunicado la decisión de no readmitir a los despedidos antes de que termine la reunión, con lo cual, la decisión ya estaba tomada y se ve que no tienen intenciones de negociar», protestaron.
El comité explicó que el encuentro «pasaba por pedir a la empresa la no presentación del recurso y la readmisión total y efectiva del personal despedido». Lejos de lograr ese objetivo, la empresa ha comunicado «su intención de hacer posibles inversiones, recuperar a la gente despedida, negociar un próximo ERTE, pero sin fijar nada concreto».
Entre los concentrados en las puertas de Llodio y Amurrio pesan como una losa las medidas que ha ido planteando la empresa durante los últimos meses, entre ellas la suspensión de pagos. «Son ellos los que tienen el dinero y nosotros los que necesitamos cobrar», reflexionó Esteban en un grupo de trabajadores. La mayoría achacan a «la actual dirección y su falta de talento negociador» las medidas adoptadas y la situación en la que se encuentra la empresa en la actualidad «porque siempre han abogado por judicializar todos los problemas», insistieron.
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