El matadero de Orduña abre sus líneas y alivia a los ganaderos de Ayala

El centro Belardi no ha nacido como alternativa al matadero de Llodio, pero sí aspira a ofrecer una repuesta adecuada al sector ganadero y carnicero. En realidad, fue hace más de una década cuando una treintena de familias de Orduña puso en marcha el proyecto. En la actualidad, está cerrada la incorporación de nuevos socios, pero el servicio está abierto a todo el sector, que podrá usar los servicios de sacrificio y despiece por ahora, «y esperamos que antes de que termine el año, los de transformación y cocina», explicó ayer Mikel Kormenzana, uno de los responsables del proyecto.

La gestión de la idea ha sido larga y costosa porque «hasta diciembre de 2020 no se adaptó una normativa europea a nivel estatal para poder crear este tipo de centros de transformación para sacrificar todo tipo de especies ganaderas y transformar los productos, tanto en fresco como cocinado», explicó. Llegado el momento, fueron capaces de buscar el millón y medio de euros que ha costado construir y acondicionar un pabellón en el polígono de la Rondina, en Orduña. La financiación ha llegado a través del Gobierno vasco, gracias al plan de revitalización de la comarca de Ayala, que ha invertido 650.000 euros; las diputaciones de Álava y Bizkaia; el Ayuntamiento de Llodio, que se ha sumado recientemente al proyecto para paliar el cierre del matadero local; y el de Orduña.

«No somos un matadero tradicional donde se sacrifica y, como mucho, se despieza al animal. Nosotros tenemos varias líneas de sacrificio y despiece que ya están en marcha y podemos transformar la carne parea hacer desde hamburguesas a croquetas», especificó Kormenzana. Para ordenar la actividad, «cada día se sacrificará una especie. De hecho, para el miércoles –mañana–, ya tenemos varias novillas». De momento, en la instalación se hant ratado cabezas de vacuno y porcino para comprobar el buen funcionamiento de las líneas. «La mayoría de los que han venido han hecho también el despiece».

El centro de transformación tiene capacidad para tratar 2.500 Unidades de Ganado Mayor (UGM) al año. «No es un límite pequeño porque una novilla supone 0,8 UGM y seis ovejas, un UGM. No creo que lleguemos a ese límite», añadió Kormenzana. En realidad, el centro tiene más capacidad de transformación que de sacrificio «y nuestro objetivo es sobre todo manufacturar el producto, aunque el matadero es importante, porque sin él no se puede hacer nada». Pero dado que se trata de productos de ganadería extensiva, kilómetro cero y ecológicos en muchos casos, la idea es «darle valor a esas virtudes y que por ejemplo en Navidad se puedan vender capones ya asados en vez de vivos». El centro ha empezado a funcionar con una persona contratada pero en octubre entrará un segundo operario y la idea es crecer en los próximos meses.