Llodio aspira a actualizar por fin su Plan General, aprobado en 1993 y ya prácticamente agotado. Pero por bien que vayan las cosas todavía quedan años de tramitación por delante. Se cumplirían las previsiones más optimistas si en 2030 ya está aprobado. Solo hay que ... recordar que el intento realizado en 2006 para diseñar un nuevo modelo urbano fracasó.
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Mientras tanto, las posibilidades de contar con nuevos espacios de crecimiento urbano o industrial están limitadas a las que se recogen en el plan actual, la mayoría ya ejecutados o con graves problemas para su puesta en marcha, como el polígono industrial de Larra, de 140.000 metros cuadrados, en el barrio de Latiorro. La pastilla de terreno se extiende, junto a la autovía, entre los chalés de Villosa y el campo de fútbol. El proyecto está aprobado desde 2002 y en aquella fecha, el coste de urbanización ya superaba los 12 millones de euros, un presupuesto lastrado por las once viviendas que se verían afectadas y habría que derribar.
En el capítulo residencial el panorama no es mejor. Una de las últimas promociones de vivienda que se podrán ejecutar gracias al plan vigente estará en la calle Virgen del Carmen. Antes, tendrán que terminar las obras de encauzamiento del Nervión. El Ayuntamiento, que asumió en 2021 el liderazgo de la gestión de este terreno, debe conciliar también el interés de varios propietarios privados. En esa parcela entre la calle Doctor Fleming y la Peugeot hay cabida para 85 viviendas en cuatro bloques de 25, 22, 20 y 18 pisos respectivamente.
Con este panorama, Llodio llegará a la segunda fase de la redacción del Plan General, el plan estratégico. Será el primer documento que definirá cómo tendrá que ser el Llodio del futuro. Para que ese texto vea la luz, todavía quedan meses de trabajo por delante y arrancará con entrevistas, encuestas telefónicas y jornadas de reflexión con agentes sociales.
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La empresa encargada del trabajo, Hiritik-At, está apunto de terminar el diagnóstico, que arrancó a principios del año pasado y que se ha realizado con la participación ciudadana y de colectivos. Ahora, siguiendo la normativa que obliga a dar voz a los residentes en este tipo de procesos, se abre la fase de elaboración del plan estratégico. «Planteamos que sean los vecinos los que nos digan qué modelo de pueblo quieren. Para ello, pondremos en marcha distintos espacios de reflexión», avanzó la alcaldesa, Ainize Gastaka.
Será un proceso que se alagará durante varios meses y arrancará con una jornada de reflexión a la que seguirán otra veintena de «entrevistas y coloquios con diferentes agentes locales y perseguirán un objetivo; recabar la opinión global de la ciudadanía respecto al paisaje urbanístico». Al mismo tiempo, se ha encargado a la empresa Astiker realizar una campaña de encuestas telefónicas. Además, cualquier persona podrá participar de forma telemática.
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El Ayuntamiento explicó ayer que la próxima ronda de asambleas de barrio se celebrará en mayo y junio y los consejos de barrio que ya están creados tras las primeras reuniones de noviembre también harán aportaciones. «La redacción del PGOU y la reflexión ciudadana serán dos procesos que se alimentarán mutuamente», señaló Gastaka.
Diagnóstico. Empezó a principios de 2023. Casi acabado
Documento inicial estratégico. Se abre ahora con varias formas de participación.
Plan General. Las aportaciones al que será documento final se someterán a evaluaciones sectoriales y a se podrán ahcer alegaciones.
Aprobación. Tras incorporar las alegaciones.
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