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MARTA PECIÑA
Viernes, 15 de octubre 2021, 09:15
El polideportivo de Llodio va recuperando la actividad, aunque se mantienen limitaciones. Así, los responsables de la instalación mantienen la necesidad de sacar cita previa para entrar en la piscina y el gimnasio. Esto ha generado malestar entre medio centenar de usuarios. El Ayuntamiento justificó ... ayer esa «obligación de solicitar la cita previa para los servicios de la piscina y el gimnasio por la satisfacción trasladada por las y los usuarios. Se trata de un elemento que creemos que aporta orden y facilita el control adecuado», explicó el concejal de Obras y Deportes, Joseba Amondo. El edil defiende la reapertura de las instalaciones a los no abonados y explica que se trata de «una vuelta a la normalidad paulatina y progresiva» en la que está incluida la recuperación de la totalidad de los aforos en las actividades dirigidas a lo largo de este mes.
Sin embargo, un colectivo de usuarios se reunió ayer con los responsables municipales para trasladar su malestar por «la falta de criterio a la hora de tomar las decisiones, que son arbitrarias y responden más bien a lo que el concejal resuelve en cada momento, como otras durante la pandemia». Ilustran su malestar con un ejemplo; «cuando se levantaron las restricciones sanitarias se eliminaron las citas, pero de repente se han vuelto a implantar. No sabemos muy bien por qué. Nos han dicho que es porque algunas personas mayores están contentas con ese sistema. No lo sabemos, pero para los demás, es un inconveniente», explicó uno de los afectados. Para el grupo de personas que trasladaron ayer su malestar al Ayuntamiento, «las citas impiden la conciliación porque vamos con nuestros hijos e hijas y si queremos nadar también nosotras es imposible hacerlo todo».
Las quejas se han presentado ya por escrito porque entienden que «hay una falta de coordinación entre el polideportivo y el Ayuntamiento». Además, los afectados añaden que «es imposible coger cita por teléfono. Hay una sola persona para atender la puerta, los vestuarios y las llamadas. Es fácil pasar media mañana llamando para que te den hora, así que con lo que cuesta, la gente no anula las citas si no va a ir». A eso se añade la limitación de aforos para los usuarios en general. «Solo puede haber dos personas por calle», algo que tampoco entienden porque las calles destinadas a cursillos tienen más capacidad.
El malestar se ha hecho patente a lo largo de la pandemia por otros motivos, entre ellos, «el uso de material. Nos han obligado a llevar certificados médicos para poder usar unas aletas, cuando son personales, como el gorro, las gafas o el bañador», explicó una madre que lleva a nadar a sus hijos.
Otro tanto ha ocurrido en las piscinas de verano. «Han cerrado los trampolines y el tobogán infantil y un día se les ocurre poner hinchables sin medidas de seguridad y abiertos a todo el mundo. Cuando nos quejamos, nos dejaron usar de nuevo el material», indicaron.
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