Mientras el horno de Guardian se sigue enfriando, tres mil personas se manifestaron este viernes por las calles de Llodio para mostrar su indignación y desconsuelo por esta decisión y una crisis industrial que en los últimos años se ha llevado por el camino ... a empresas de referencia como Aceros de Llodio, Lipmesa, Vicalde o Glavista. Los 171 trabajadores de Guardian ven su futuro en peligro y observan con escepticismo la búsqueda de un inversor por parte de las instituciones, pero sus reivindicaciones recibieron hoy el respaldo de representes de colectivos sociales, culturales, deportivos, políticos y sobre todo vecinos anónimos que conformaron la manifestación más multitudinaria que se recuerda en el Valle de Ayala.
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La protesta tuvo un enorme simbolismo porque una riada de gente se dirigía antes de las seis de la tarde hacia la Avenida Villosa -antiguo nombre de la empresa- para participar en una cadena humana que cubrió todo el perímetro de la fábrica y a lo largo de casi dos kilómetros enlazó por los Caminos Viejos con el puente de Villosa. En la puerta principal de acceso a la fábrica, se corearon al unísono el grito de 'Guardian ez itxi' (Guardian no se cierra), que tanto ha retumbado en las últimas jornadas y se encendieron las primeras bengalas.
La protesta se paró hacia las seis y media en el acceso peatonal de la fábrica. Allí, miembros del comité sujetaban la pancarta principal y los asistentes corearon consignas como 'El horno no está roto, se lo han cargado', 'Guardian culpable, Gobierno responsable' y 'Aiaraldea defenda dezagun' (Defendamos Aiaraldea). Desde allí retomaron la marcha por la calle Virgen del Carmen hasta la Herriko Plaza, incapaz de contener el aluvión de gente.
Al terminar el recorrido intervinieron Aitor Iza y Mikel Sánchez, de LAB y ELA, respectivamente. «La empresa nos ha reconocido que la avería del horno es una excusa. No tienen interés en la planta de Llodio y por lo tanto, la cierran», indicaron los sindicalistas. Explicaron que «el horno se ha parado cómo y cuándo ha querido Guardian», aunque aseguraron que «ninguno de los trabajadores y trabajadoras de aquí ha participado» en la operación.
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Sus críticas se dirigieron también al Gobierno vasco, Osalan y el Tribunal Superior de Justicia de Euskadi porque «nos han dado la espalda», pese a «activar todos los mecanismos posibles para paralizar el enfriamiento del horno y acudir a todas las instancias posibles, instituciones y organismos públicos». Respecto a las negociaciones que se están manteniendo con posibles inversores «ni la plantilla ni el comité tienen conocimiento alguno», aunque pidieron a las instituciones que «se reúnan con el comité para plantear una solución inmediata antes de que Guardian presente el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción». De momento, la plantilla no ha planteado nuevas movilizaciones para los próximos días.
Al finalizar la concentración, una portavoz de SOS Aiaraldea repasó los cierres de empresas y las situaciones de crisis que afectan a varios colectivos. Un duro relato que cortó la respiración de más de uno.
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De lo que ocurrirá con la planta de fabricación de vidrio, no hay ninguna certeza. Y es que parece que no hay novedades tras las últimas declaraciones del consejero de Industria, Mikel Jauregi, y del diputado general de Álava, Ramiro González, acerca de las conversaciones que se están manteniendo con inversores vascos para reactivar la fábrica. Es más, la discreción es absoluta y los representantes jeltzales de la comarca que asistieron a la manifestación, como el exalcalde de Llodio Ander Añibarro, y el regidor de Amurrio, Txerra Molinuevo, se han mantenido en un segundo plano a la espera de que esos encuentros fructifiquen con alguna noticia que devuelva la esperanza al Valle.
Sin embargo, Mikel Etxebarria, de ELA, insistió en que las afirmaciones respecto a la posibilidad de que haya alguien dispuesto a inyectar capital y asuma la gestión de lo que hoy es Guardian «nos parecen humo», en la misma línea que el miércoles expresaron en la portería de la empresa cuando se supo que sus esfuerzos para mantener el horno encendido habían caído en saco roto.
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El horno float de Guardian está en fase de enfriamiento después de que el miércoles dejó de entrar combustible. Fuentes sindicales confirmaron que también se ha cortado el suministro de gas. Las arenas que estaban destinadas a convertirse en vidrio se han quedado solidificadas en su interior, sobre una gruesa capa de estaño «que debe valer miles de euros». Los trabajadores no se ponían de acuerdo acerca de la cantidad de metal sobre el que flotaba el vidrio que contiene la instalación de 180 metros de largo. «Son varias toneladas», decían.
Todo el horno seguirá enfriándose durante días. El Departamento vasco de Industria y la Diputación alavesa aseguran que se trata de un proceso «controlado» y que los inversores interesados en la fábrica están al tanto, pero trabajadores y sindicatos señalan que «esos eran los planes desde el primer momento» y dudan sobre la posibilidad de recuperación de la actividad.
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El miércoles, una vez apagado el horno, se desconvocó la huelga indefinida que aspiraba a mantener la maquinaria encendida y los trabajadores han mantenido el ritmo de actividad normal, aunque sus tareas se han limitado a la limpieza de las instalaciones. La previsión de Guardian es que la compañía cese definitivamente su actividad en junio, según anunció hace diez días, cuando comunicó por sorpresa que cerraba la planta de Llodio y despedía a 171 operarios.
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