Llodio se libra por fin de los camiones de las vidrieras con la rotonda de Anuntzibai

La rotonda está ligada a la construcción de la depuradora que se está levantando en Basaurbe, justo frente al peaje de la autopista con enlaces hacia Bilbao y Vitoria. Pese a que era un problema planteado desde hace años, la solución ha tenido que esperar hasta la construcción de los accesos a la depuradora.

La respuesta a los problemas del tráfico pesado que circula por Llodio ha suscitado durante años un largo debate en el área de infraestructuras de la Diputación. Mientras el Ayuntamiento defendía la solución finalmente aplicada, los responsables forales insistía en que era imposible hacer una rotonda en una autovía y defendían la construcción de un vial paralelo a la carretera hasta el barrio de La Cadena, donde estaría la entrada y la salida de la depuradora. Finalmente esos planes no se han llevado a cabo. El tráfico pesado que se dirige hasta Guardian y Vidrala desde Amurrio podrá llegar hasta la nueva rotonda para hacer un cambio de sentido y dirigirse a dos de las empresas más importantes de la localidad sin tener que circular por el casco urbano, como ocurre ahora porque no tienen otra alternativa.

Ese tráfico supone un grave inconveniente en Llodio porque las dos calles principales, Zumalakarregi y Nervión-Virgen del Carmen, soportan un tráfico muy intenso de vehículos. Al estar localizada en un valle, no hay opciones a estas dos vías de comunicación. Eso genera no pocas molestias derivadas del ruido y otras relacionadas con el tráfico al tratarse de vehículos grandes.

Las comunicaciones de la zona alta del barrio de Larra siguen siendo un inconveniente para Llodio más de tres décadas después de la construcción de la autovía. Los camiones que salen de las empresas vidrieras en dirección a Amurrio tienen que hacer otro cambio de sentido utilizando una carretera secundaria que se encuentra en condiciones precarias de uso; la de Etxebarri.

Aunque en los últimos años el Ayuntamiento ha invertido en su mantenimiento, el debate entre la Diputación y el municipio acerca de a quién correspondía esa responsabilidad, se ha dirimido en los Juzgados, hasta que finalmente, la tarea ha caído del lado del municipio.