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El homenaje a Juan Carlos Navarro, volcado en la investigación de la historia de Llodio desde hace más de sesenta años, ha sido uno de los más concurridos que ha organizado la Cosecha 48 en los últimos años. Se trataba de reconocer la tarea de ... este erudito que ha viajado y leído mucho. Su trabajo en decenas de archivos empezó el 26 de marzo de 1962 cuando entró a trabajar en el Ayuntamiento de Llodio y se encontró que en la 'ganbara' del antiguo edificio de la Herriko Plaza «se acumulaban los libros en rincones que se iban moviendo de vez en cuando para librarlos de las goteras». Allí fue donde empezó a examinar la documentación y a hacer una ficha que ya se han convertido en reliquias documentales.
Su trabajo se almacena ahora en varios discos duros que «dan respuesta a algunas preguntas de la historia», ha explicado el propio homenajeado, muy agradecido por el reconocimiento. Ha sido su amigo Juanjo Salazar, exmayordomo de la Cofradía, el encargado de glosar su trabajo, marcado por «la humildad y la laboriosidad, que ha dado frutos como el hallazgo del segundo libro de la Cofradía entre 1715 y 1907 que considerábamos desaparecido».
Su trabajo se ha desarrollado desde 2004 en Cádiz, donde ha encontrado numerosas escrituras notariales de vascos que pasaron por la 'tacita de plata' y se ha centrado, como ha recordado Salazar, en las 112 vinculadas a personas de Llodio y el entorno del Valle de Ayala.
Navarro ha escrito más de 250.000 páginas con historias locales y algunas de ellas las ha dado a conocer a través de programas de radio, charlas, colaboraciones en revistas y un par de libros, sobre los gigantes, Don Terencio y Doña Tomasa y las rutas y paseos del Alto Nervión, escrito al alimón con Salvador Vellila. Precisamente hay que destacar otra faceta de Navarro, la afición a la montaña y a los paseos. No hay más que recordar que cualquier vecino de la zona que haya visitado Cádiz en los últimos años, ha tenido en Navarro un guía de excepción.
En el homenaje ha participado también el grupo Aztarna que ha agradecido sus colaboraciones en la revista del mismo nombre, que se edita en Amurrio. Navarro se ha mostrado emocionado al reconocer que muchas veces los documentos que él maneja son únicos y han pasado solo por tres manos, «las del escribano, el archivero y las mías», así que está decidido a seguir por muchos años atesorando esa información para compartirla luego con sus vecinos.
Tras la foto de familia con el público asistente al homenaje, la Cosecha 48 le ha ofrecido un banquete en el txoko Zeru Txiki con entremeses, crema de puerro, sukalki, tarta y peras al vino en un encuentro que se ha prolongado hasta la tarde.
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