La comida popular más grande de la historia de Llodio se ha celebrado esta tarde en la carpa de la plaza Aldai. Parecía increíble que cupieran casi 700 personas y algunos tenían dudas acerca de si serían capaces de completar el puzzle para que todos ... pudieran sentarse, pero han entrado, vaya que sí. Y se lo han pasado genial.
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Han hecho frente a un menú de alubias que «están estupendas», han asegurado los comensables que se han sentado pasadas las dos y media de la tarde a degustar el rancho. De la preparación se ha encargado un grupo de tres cocineros y dos pinches llegados desde Sodupe y Balmaseda, curtidos en concursos gastronómicos y de putxeras. Comandados por Xabier Zubiaga, se han entendido con una treintena de putxeras. «Lo más complicado es el fuego. Empezar con brío y mantenerlo durante toda la cocción para que queden bien», ha asegurado el cocinero jefe. Han cumplido con nota. Se han repartido raciones de 'sacramentos' entre las mesas y alubias para repetir. La comida ha estado amenizada poor Bilbotxeros Band que ha dado paso a un entretenido show de talentos locales.
Así que todos han ido contentos a las actividades de la tarde. Para ir entrenando, ya antes de comer, cerca de medio centenar de participantes han demostrado sus habilidades en el lanzamiento de abarca que han organizado las chicas de Eztandak. Asier Picaza, de la cuadrilla Txindoki, se ha hecho con el premio con un lanzamiento que casi ha cruzado la explanada de la plaza.
Después de comer, todas las cuadrillas se han trasladado a la plaza de toros, donde se han disputado las pruebas del deporte rural extremo que organiza Zoroak cada año. Los 1400 asientos de la plaza se han llenado y los gritos de ánimo se oían por sectores para animar a los equipos.
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Los juegos han comenzado con una ronda en la que han participado 16 cuadrillas. Primero, un miembro del equipo tenía que comer tres magdalenas intercaladas con otros tantos vasos de bebida y correr para reciclar los envases en una bolsa. A continuación, otro integrante daba vueltas alrededor de un palo para salir corriendo en busca de sus compañeros. Aquí se han producido varias caídas y carreras titubeantes. Después otro integrante, tenía que recorrer un tramo como en una carrera de sacos, pero a ciegas, para alcanzar una pelota a la que tenía que dar una patada. La segunda fase ha sido un juego de las sillas con dudas acerca de quién había llegado primero y para terminar, un partido de voleibol con gomas en los pies y una pelota gigante.
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