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El Auditorio Nacional es una moderna sala de conciertos para orquesta y coros de Madrid que tendrá mañana, domingo, a la soprano llodiana Ariadna Martínez en el centro. Será la solista del 'Réquiem' de Fauré, una de las misas de difuntos más hermosas de la ... historia de la música, que no expresa miedo a la muerte, sino paz. «Es un concierto para atraer a nuevos públicos que organiza la Orquesta Nacional, con una puesta en escena un poco diferente de lo habitual, con luces y pantallas para explicar la obra», aclara la cantante, que estos días dedica todas sus horas a pulir cada detalle de su papel.
Llegar hasta aquí ha sido una ardua tarea. «Para mí es una oportunidad porque es la primera vez que actuó junto a la Orquesta Nacional. Es uno de los momentos más importantes de mi carrera porque es la primera orquesta a nivel estatal», explica.
Ese subidón de sentirse en un lugar tan especial llegará cuando se suba al escenario mañana, pero para llegar hasta ese momento, tuvo que pasar por una audición «a la que se presentaron más de una veintena de sopranos. El nivel de tensión es muy alto, pero me arriesgué e hice una propuesta que gustó». La voz de Ariadna es «clara y fresca» según el crítico navarro Xabier Armendariz y decidió llevarse el 'Réquiem' a su terreno e «interpretarlo, que no sea tan angelical, sino más humano, y eso le debió gustar al director, Edmundo Vidal, porque me seleccionó. Es un super-regalo», explica entusiasmada.
La parte brillante de su profesión aparece después de años de estudio y de esfuerzo continuado, muchas veces en soledad, otras en clases con grandes profesores y llegar hasta aquí «implica una gran responsabilidad. La gente piensa que la voz es un don, pero no, son años de perfeccionamiento, de dicción, articulación, interpretación. Cuando canto, mi cerebro va a mil por hora porque el canto es muy técnico. Para que la gente lo entienda, es comprable a un deportista». A eso, se suma que solo habrá una representación de la obra. «Espero no ponerme mala porque han sido meses de ensayos. Ahora uso mascarilla cada vez que salgo a la calle». porque cuidar su voz es lo más importante estos días para ella.
Ariadna llega al público con su bagaje como cantante de ópera, su gran pasión. «Me encanta contar una historia, el lado dramático», asegura, y es lo que va a poner en el 'Réquiem' de Fauré porque «el papel es un bombón, pero un poco peligroso porque hay que hacerlo bonito sin llegar a cansar, se repite mucho y interpretativamente tienes que dar algo, un color diferente». En ello está. La cita, mañana a mediodía en la sala sinfónica del Auditorio Nacional.
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