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Con el apellido Pinto, José María y Mikel, padre e hijo, ambos de Artziniega, tenían su camino vital escrito. Y lo están recorriendo con un enorme éxito porque ambos han sido seleccionados en la 57 edición del premio Reina Sofía de Pintura y Escultura que ... se fallará el 3 de marzo próximo en la Casa de Vacas del madrileño parque del Retiro. No piensan dejar que esta vez se escape la oportunidad de llevarse el premio al que han aspirado los dos desde su posición de finalistas. Ambos se presentan con obras muy diferentes, pero de gran formato, casi de dos por dos metros.
El joven Mikel Pinto Muñoz (Artziniega, 1995) firma una obra realista muy ligada a la realidad cotidiana. 'Tan callando' representa a una pareja de personas mayores sentadas en un banco al sol, con la mascarilla puesta. «Tuvo claro que ese era la imagen del cuadro cuando la vio en Madrid, donde vive. La pintó en poco más de una semana», explica su padre, José María Pinto. Lo hizo con el tiempo justo antes de que finalizara el plazo para presentarse al concurso.
El joven repite este año en el certamen, donde quedó finalista en la última edición, celebrada hace apenas seis meses como consecuencia de los retrasos a los que obligó la pandemia. «El año pasado, el jurado estuvo deliberando hasta el último momento si le entregaban el premio a Mikel o al escultor José Manuel Martínez Pérez que competía con él», explica su padre. Ganó el escultor. En aquella ocasión, presentó en el mismo formato que este año 'Los últimos del Concilio', una pieza con varios personajes en la que el retrato y los juegos de luces están inspirados en los grandes maestros del Prado.
José Mari Pinto (Barakaldo, 1959) pasó por el mismo trance que su hijo en 2019 cuando rozó el galardón con la punta de los dedos. «El jurado repitió varias veces la votación. Es la misma historia», explica divertido. En su caso, la obra que presenta este año, 'El viaje de Ulises', es un homenaje al pintor letón Mark Rothko, un maestro del arte abstracto. «Lo llevo a mi terreno», aclara Pinto, que lo ha reinterpretado con franjas monocromáticas con enlaces degradados que convierten de nuevo al color en protagonista de su obra. Amarillos, rojos, naranjas y morados se convierten en un atardecer explosivo rematado con un pequeño barco navegando en un inmenso mar de azules.
El premio reina Sofía, organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores es uno de los más prestigiosos a nivel estatal. No solo por su enorme participación, ya que suele concitar la atención de medio millar de artistas a nivel internacional, sino también por su dotación, de 10.000 euros, que lo convierten en uno de los más acreditados en el mundo del arte.
Mientras se delibera el premio en Madrid, Pinto tiene puesta la mirada en Taiwán, donde en el mes de mayo se inaugurará por fin la mayor feria de arte del mercado asiático, Art Revolution Taipei, donde su trabajo se podrá ver tras un estricto proceso de selección. La feria ha dejado de celebrarse durante dos años como consecuencia de la pandemia y antes de su apertura, la obra de Pinto se podrá ver en la sala X - Power Gallery de la capital taiwanesa desde hoy hasta el 16 de marzo. La feria suele congregar a más de 30.000 visitantes que a menudo guardan turno durante varios días para poder hacerse con uno de los pequeños cuadros que todos los artistas, periodistas y famosos entregan a la organización de forma gratuita para recaudar fondos con los que colaborar en causas humanitarias.
Tras la feria, los cuadros se embarcarán en un periplo de dos años por varias ciudades chinas, entre ellas Pekín y Shanghai.
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