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«Lo de Luiaondo no es banda marrón, es un hongo, Diplodia pinea, que ha dañado los pinos por la granizada de junio». Amelia Uría, ... gerente de la Asociación de Forestalistas Alaveses, se esfuerza en explicar la diferencia porque la aparición de grandes manchas de pinos de color marrón, secos, en la vaguada que atraviesa Markijana, entre Amurrio y Luiaondo, que ha afectado también en algunas zonas de Baranbio, tiene estos días sorprendidos a propios y extraños. «La gente piensa que es la enfermedad de las bandas, pero no», insiste Uría.La diferencia es que estos pinos, más de cien hectáreas de monte afectadas propiedad del Ayuntamiento de Amurrio, de las juntas administrativas de Murga y Luiaondo, la Diputación, y particulares, tienen futuro. «Tenemos que esperar a ver cómo evolucionan en otoño, porque en esa época tienen un nuevo brote y hay que ver si se recuperan. Es posible que sí. Ya pasó hace unos años» explica Uría. Pero, ¿qué ha ocurrido?. El origen del desastre hay que buscarlo en una fuerte granizada que cayó sobre las cinco de la tarde del 12 de junio pasado. Las bolas de pedrisco impactaron en los árboles con fuerza y eso les produjo multitud de heridas. En unos pocos días, fueron atacadas «por un hongo oportunista, la diplodia pinea», que los ha dejado arrasados apenas tres semanas después de la tormenta.
La imagen desde el paseo del Nervión y desde la carretera es desoladora porque las extensas manchas marrones del pinar indican la afección. «Es muy alarmante, pero tenemos que ver cómo responden los árboles porque no tenemos ningún tratamiento fúngico». La única alternativa será hacer entresacas en el pinar cuando se compruebe la afección para retirar los ejemplares dañados, que tienen quince años de edad.Tanto la asociación como las instituciones se mantienen alerta para ver los efectos de la granizada del día 7 de julio sobre la capital alavesa porque su intensidad podría haber afectado a nuevas superficies forestales. Ya han pasado vente días y se ha cumplido el ciclo de ataque de la Diplodia.
El episodio de la tormenta veraniega de junio ha alarmado incluso a los propietarios al confundir el aspecto de los árboles con el que produce la enfermedad de las bandas, que en los últimos años ha hecho estragos en las plantaciones de pino radiata, la más apreciada por las empresas madereras de las que el Valle de Ayala tiene varios ejemplos.
Sin embargo, en la Asociación de Forestalistas, Uría explica que «la afección de la enfermedad de las bandas en Álava no es muy importante, se localiza en una zona de Aramaio, cerca de Gipuzkoa, donde sí está más extendida». Aún así, sigue siendo un motivo de preocupación porque «ha habido unos años con una gran incertidumbre acerca de lo que se iba a plantar. Hasta ahora, se ponía lo mismo que se talaba, pero desde hace algún tiempo se realizan plantaciones de pino marítimo que es más tolerante a la enfermedad de las bandas». Las coníferas siguen siendo las que ocupan una mayor superficie forestal , 37.953 hectáreas en Álava, aunque los pinos van disminuyendo en favor de otras especies, como secuoyas, criptomedias o frondosas autóctonas. Las plantaciones de eucalipto, que preocupan a numerosos colectivos por cómo afectan al suelo y la pérdida de biodiversidad, ocupan en Álava 1.839 hectáreas, mientras las distintas variedades de roble se extienden por casi 63.000.
Los tratamientos que se aplican para hacer frente a la enfermedad solo se aplican desde el suelo. En Ayala, se han realizado experiencias piloto para tratar las plantas afectadas con drones desde el aire, dado que la enfermedad ataca primero a las hojas situadas en la zona inferior del árbol y va alcanzado las ramas más altas. El servicio foral de Montes alavés añade que «se hacen prospecciones del estado sanitario de las masas arbóreas y se aplican tratamientos preventivos». Además, existe un plan de ayudas para tratamientos y clareos en las escasas zonas afectadas.
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