«A aita nada le gustaba más que ir al monte, en especial con su hijo»

Portillo perdió la vida haciendo lo que más disfrutaba. «A aita nada le gustaba más que ir al monte, en especial con su hijo», explica Nagore. Ambos se encontraban de vacaciones en los Pirineos y el trágico accidente se produjo al poco de llegar. «Quiero dar a gracias a los que participaron en el rescate. Hicieron todo lo que pudieron para salvar a mi padre. También a Garikoitz, Reyes e Isabel, unos bilbaínos que me ayudaron mucho tras el accidente aunque no les conocía de nada», agradece de corazón su hijo Iban.

El rescate, llevado a cabo por la Guardia Civil, fue de gran complejidad al producirse en una zona con una pendiente muy inclinada. Portillo fue evacuado mediante un ciclo de grúa hasta el aparcamiento de la estación de esquí, donde le esperaba una ambulancia medicalizada. Después se le trasladó al hospital Miguel Servet en helicóptero.

Ya jubilado, Portillo había ejercido como electricista en la capital vizcaína, la zona de Carranza y Amurrio, municipio en el que se estableció al casarse cuando tenía 30 años. Deja atrás a su esposa, sus dos hijos, una nieta de 7 años y una gran pena entre quienes compartieron salidas a la montaña con él. «Era un socio muy activo del club, estaba implicado con el proyecto e incluso colaboraba en las txosnas que colocamos en las fiestas patronales para financiar las salidas. Sabes que en la montaña esto puede pasar, pero no deja de ser muy duro», recuerda Sergio Zaballa, de Mendiko Lagunak. Alfredo Cerrillo también compartió varias excursiones de domingo con él. «Simón era uno de los habituales, muy aficionado, pero en la montaña cualquier despiste o mal paso te la puede jugar», lamenta.