La directora Esti Urresola seleccionada para el mercado de coproducción de la Berlinale

No es el primer reconocimiento de la película. A finales de 2020 el Festival Internacional Thessaloniki le entregó un premio para cubrir la postproducción de imagen y sonido de la película y una invitación a mejorar el guión en el Mediterranean Film Institute que tuvo lugar en la isla griega de Nisyros el verano pasado. En esas mismas fechas también tuvo el reconocimiento del Industry Tallinn & Baltic Events. En 2018, el departamento de Cultura del Gobierno vasco apoyó el desarrollo del guión y al año siguiente lo hizo la Diputación alavesa. El proyecto ha sido seleccionado en el programa NOKA Mentoring 2019 de Zineuskadi, en el plan Damayuda 2019 de la asociación de guionistas estatales y en el laboratorio The Screen-La Incubadora de la ECAM edición 2020. «Procuro no prestarle mucha atención a las expectativas y dedicarme a hacer lo que toca en cada momento, aunque tengo un sentimiento que no he tenido en otras ocasiones», confiesa la directora.

«En otros proyectos anteriores yo he sido guionista, directora y productora a través de Xirimiri Films», pero esta vez Urresola se ha aliado con Lara Izagirre, de Gariza Films. Ambas trabajaron juntas en 'Polvo somos', que obtuvo el premio al mejor cortometraje y al mejor guión en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, Zinebi, de 2020. Izagirre por su parte produjo entre otras 'Errementari' en 2017. A ellas se ha unido Inicia Fims ('Las niñas' 2020).

La película '20.000 especies de abejas' aborda la transexualidad infantil a través de los ojos de Lucía, que siempre ha sabido que es una niña, aunque los demás; su familia, el cole, la gente de su alrededor, se empeña en llamarla Markel. La llegada del verano será el momento en que Lucía aparecerá ante los ojos de los demás y convulsionará a su entorno.

Urresola trabaja desde hace tres años en su historia. La rodará este año y se estrenará, previsiblemente en 2023. «Me conmovió el suicidio de Ekain en 2018 en Ondarroa y lo que escribió en su carta; 'ojalá sirva para algo'». Ese fue el punto de partida. Una pulsión que ha llevado a Urresola a trabajar durante meses en el guión, a entrevistarse con las familias de la asociación Naizen para comprender que «no son los niños y las niñas los que cambian. Lo saben desde siempre, es la gente de su alrededor quien tiene que hacer lo que llaman 'el tránsito'».

Urresola lleva a esta historia su personalísima visión, mediatizada menudo por la interpretación social de la familia, como ha hecho en otros trabajos anteriores como 'Polvo somos'. Las relaciones familiares y las presiones que se viven tanto dentro como fuera de ese círculo son uno de los grandes ejes de su trabajo cinematográfico.

La andadura de la película ya ha empezado a materializarse con un casting para seleccionar niñas de seis a catorce años y niños de ocho a diez. «Creemos que puede ser una experiencia muy interesante porque todavía participan del juego de la representación», les anima la directora, que rodará este verano y pide que sean bilingües.

El estreno está previsto para 2023 y la intención de Urresola es «ir a algún festival porque haber participado en proyectos internacionales para desarrollar el guión, hace que el proyecto esté sobre la mesa», añade.