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La proliferación de jabalíes en el monte ha impulsado la apertura del segundo campo de entrenamiento para perros de rastro en Ayala. El primero se abrió en 2018 en Quejana y el segundo está tramitando los permisos para acondicionar una parcela de 126.000 metros ... cuadrados en Llanteno. La mayoría de este espacio está dedicado a la zona de adiestramiento de los perros pero 15.000 metros estarán reservado a la guarda de los jabalíes, que están en semilibertad en este espacio.
El terreno, que albergó hasta 2020 una plantación de pino insignis que ha sido talada, estará completamente vallado para impedir la entrada de corzos, ciervos y vacas.
Ayala mantiene en su coto de caza cerca de 140 personas, muchas de ellas interesadas en la captura de los jabalíes, que generan daños en los cultivos y constituyen un preciado trofeo de caza para muchos de ellos. Sin embargo, la captura de los cerdos salvajes es costosa. Además del equipo, deben contar con perros especializados que distinguen el rastro de los cochinos a base de entrenamiento.
Por eso, en la finca se guardarán varios jabalíes y durante el entrenamiento, se suelta a los perros para que aprendan a seguir el rastro. Habitualmente lo hacen con otro perro que ya conoce el terreno y el objetivo de la salida y de esa forma, va enseñando a los cachorros. Los cazadores aprecian a los perros bien entrenados porque no se distraen con otros rastros muy comunes en la zona, como el de los corzos, que resulta más fácil de seguir.
El entrenamiento se tiene que hacer en instalaciones de este tipo porque la normativa prohíbe que los perros puedan adiestrarse en el monte.
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