Ninguno de los dos ascensores que tiene el ambulatorio de Llodio funciona. Y llevan así desde el viernes pasado. «Hubo una tormenta y se inundó el foso. Los técnicos dicen que no se puede arreglar hasta que no se seque», explica el personal del mostrador ... a quien pregunta.
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Pero la avería está ocasionando innumerables problemas a los pacientes, sobre todo a los que tienen problemas de movilidad. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las consultas se localizan en el primer y segundo piso. Desde las de pediatría, en las que se pueden ver coches de bebés, a las de medicina general y las especializadas, a las que acuden muchas personas mayores. Solo la de de traumatología, las extracciones, el gimnasio donde se hace la rehabilitación y la las de urgencias se localizan en la planta baja.
«Fui el viernes con mi ama, que lleva andador, y su médico tuvo que bajar a atenderla en la planta baja», explicó Nekane Albizua, una mujer que ayer volvió a al centro de salud para otra consulta con su padre. «No me puedo creer que en cinco días hayan sido incapaces de arreglar un servicio tan necesario como este», se quejó.
En estos días, muchas personas con problemas de movilidad se han visto obligadas a subir por las escaleras para recibir atención médica. «Tengo una lesión en la espalda y no puedo caminar, pero tengo que ir al médico», explicó una mujer que subía a duras penas las escaleras.
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Manuel Domínguez, esperaba su turno para bajar por la misma escalera, porque también necesitaba el apoyo de una barandilla. «Tenía consulta en oftalmología, y he tenido que dejar el andador abajo porque no pueden bajar los aparatos para tomarme las mediciones», lamentó. La fatiga le pasó factura en forma de jadeos tras la subida debido a sus problemas de corazón.
En la mayoría de los casos, es el propio personal sanitario el que se desplaza a la planta baja para atender las pericones de las personas que no pueden subir la escaleras. «Tenemos que buscar alguna sala que esté libre para poder escucharles con cierta privacidad», aseguró una de las enfermeras del centro. En algunos casos, se ofrece la posibilidad de citar de nuevo al paciente para otro momento, pero no siempre es posible. «No puedo estar pidiendo permisos en el trabajo para venir a la consulta por ese motivo», justificó Alejandro Maeso desde su silla de ruedas, indignado por la situación. A su lado, una mujer señaló que «no es la primera vez que pasa, nos vemos con este problema cada poco tiempo», añadió.
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En el centro de salud desconocen cuándo se reparará la avería. «Nos dicen que hasta que no se seque el foso no se puede hacer nada», explicó una de las personas que atiende el mostrador de recepción. «Pues no entiendo que solo se pueda espera. Hay deshumidificadores y bombas de agua para secar el foso. ¿O es que piensan tenerlo así hasta el verano?», lamentó otra mujer mientras esperaba a ser atendida.
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