El Ararteko pide acabar con el mal olor en el Aldaikoerreka de Llodio

Lezertua se remitió a una sentencia en la que se recoge que «no cabe justificar la carga contaminante del vertido derivada del deficiente funcionamiento de las instalaciones de depuración. Es evidente que pese a conocer esas deficiencias, se continuó realizando el vertido, culpabilidad hay, y en su forma más intensa». Por eso, apunta a la capacidad sancionadora de URA, y señala que no le consta que «haya acordado la incoación del correspondiente expediente de disciplina hidráulica dirigido a sancionar la infracción de la normativa de aguas y a exigir la reparación de los daños y perjuicios ocasionados al dominio público y la reposición a su estado anterior».

Pero las recomendaciones no se dirigen solo a URA. También implican al Consorcio de Aguas Urbide y al Ayuntamiento de Llodio para que «pongan todos los medios disponibles para interrumpir, a la mayor brevedad, las emisiones contaminantes y, en el caso de que se hubieran producido afecciones en el medio, proceder a su posterior reparación del daño causado a la calidad de las aguas».

Los malos olores derivados de los vertidos de aguas fecales en el arroyo, que atraviesa el centro de la localidad, se producen desde hace años. Las quejas son continuas y entre ellas está la de un vecino que se dirigido directamente al Defensor del Pueblo para solicitar ayuda. Esa presión y el mal estado de las canalizaciones derivaron en una obra, ejecutada este verano en la calle Lamuza. Con ella Urbide confía en «resolver el problema. Hay que esperar a que se limpien los vertidos fecales anteriores o ver si los olores han desaparecido», explicó un portavoz del organismo alavés gestor del agua.

El arroyo Aldaikeorreka todavía tiene pendiente una obra de encauzamiento en su desembocadura para atenuar el ángulo de la embocadura en el Nervión. El Ayuntamiento ya abordó en 2015 la renovación de las redes de pluviales y fecales en la mayor parte de su recorrido, el que va desde Ugarte hasta el puente del parque, cuando se abrió un zanja paralela para meter las nuevas tuberías.