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El nuevo plan director de infraestructuras culturales de Amurrio se articula como una partida de dominó en la que hay ocho edificios; la Casa de Cultura, la Casona, el Refor, Zabaleko, Matías de Landaburu, Villa Fe, el antiguo ambulatorio y el mercado viejo que irán ... agrupando actividades semejantes según se vayan rehabilitando, en función de la disponibilidad económica de los próximos años. «Hay que arrancar por algún sitio», explicó ayer el alcalde, Txerra Molinuevo, que puso en la parrilla de salida la construcción del nuevo centro de día con un vivienda comunitaria en la casa Landazuri de la calle Mendiko y la rehabilitación del mercado viejo. Ambas obras comenzarán el próximo año y supondrán el primer paso para contar con una red de equipamientos culturales en el centro. Los cambios se derivan del proceso de reflexión de técnicos, políticos, asociaciones y la propia sociedad amurriana. Cuando Landazuri esté terminada, permitirá desalojar el edificio Villa Fe del centro de día. Allí, las asociaciones tendrán su propio espacio, mientras que el mercado viejo albergará la biblioteca, salas de estudio y el Kz Gunea.
La Casa de Cultura, una vez despejada, se dedicará a «motor cultural» y se plantea incluso su ampliación, una vez resueltos los problemas de accesibilidad, para albergar un auditorio de cerca de cien butacas. Los talleres que se imparten en ella, se trasladarán a la Casona, cuando quede libre tras al traslado de la biblioteca al mercado viejo. El antiguo ambulatorio se plantea como centro de artes escénicas a donde se trasladarán los grupos de teatro, danza y la escuela de música. También en este caso se plantea una ampliación.
El espacio que aún queda libre en Matías de Landaburu se dedicará a usos educativos ajenos al Ayuntamiento, como las clases de AEK, que ya se están impartiendo, la haureskola y un ciclo de inserción social del instituto Zaraobe. El antiguo colegio Zabaleko de San José, «seguirá teniendo un uso educativo si el centro necesita espacio», adelantó el alcalde, pero también podría convertirse en un equipamiento cultural para el barrio. Por último, los espacios libres que quedan en el Refor, aspiran a convertirse en la Casa del Deporte.
El estudio se ha realizado contando con la colaboración de 272 personas que han participado a través de encuestas y sesiones presenciales para hacer sus aportaciones.
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