Amurrio se da un festín de marmitako

Esta edición estuvo protagonizada por el cocinero más joven de la historia en los doce años del concurso, Erlantz Cabrera, de solo siete años. Para llegar a la cazuela tuvo que llevar un elevador. Su aita, Rubén, trabajó como pinche para pelar las patatas. «Empezamos a cocinar en la pandemia, pan, pizzas y ahora se encarga él» aseguró. No quedó clasificado en los primeros puestos, pero que tiemblen los veteranos. Erlantz ha llegado para quedarse y tarde o temprano, acabará asumiendo el relevo. Como responsable del guiso se comprometió a invitar a la comida a «osaba, amama, ama, a mi hermano y mi primo». No quedó ni rastro en la cazuela.

Tampoco quedó nada en los dos grandes pucheros en los que la organización preparó 250 raciones de marmitako para el público. «La gente se quedaba con ganas después de ver el concurso y este año hemos cocinado cincuenta kilos de patatas y dos bonitos enteros» aseguró Jon Ander Salutregi, encargado de los remos con los que revolvían el guiso.

Mientras se celebraba el concurso gastronómico, los mayores llenaron la plaza. No se cortaron a la hora de salir a bailar. Pasodobles, rancheras, country… lo que les echaran. Nieves Díaz, de 93 años, ostentó por segundo año el bastón de mando durante el día dedicado a los mayores. Es una gallega que llegó a Amurrio hace 65 años junto a su marido para trabajar y criar a sus dos hijos. Estuvo acompañada de José Antonio Pinedo, un amurriano de Saratxo que está a punto de cumplir los 89, «ex trabajador de Colsa y miembro de la coral Mariaka», aclaró su hija. Ambos presidieron los actos de la jornada dedicada a los que peinan canas, la misa y la visita a la residencia antes de volver a la plaza para seguir la fiesta y participar en una comida con 230 personas en la que se degustaron sopa de pescado, bacalao a la vizcaína y tarta milhojas.

Los más pequeños tuvieron ayer su propio espacio en el parque Juan de Urrutia, donde se colocaron hinchables y un circuito de triciclos en el que pudieron marearse de tanto dar vueltas. De remate, fiesta de la espuma. Como cada año, las mujeres de Aurreraka y el grupo scout se encargaron de preparar una paellada monumental. Nada menos que 600 raciones repartieron acompañadas de refrescos y helados. ¿Qué más se puede pedir?.

En una zona más tranquila y un ambiente mucho más relajado, en el paseo del Guk, Mikel Meneses, Erlantz Miguelez y Aritz Álava demostraron que son auténticos maestros del ajedrez. Lidiaron contra diez contrincantes cada uno a la vez, no de uno en uno, y ganaron prácticamente todas las partidas. «Este año, queremos federar a la categoría escolar para que participe en el campeonato de Álava, junto a los 25 niños que tenemos en el club y la quincena de adultos», explicó Jon Guerrero, uno de lo encargados de la exhibición.