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Bajo los pies de los vecinos de Ayala hay todo un mundo subterráneo que hace la vida más fácil y, sobre todo, más limpia. Encierra un complejo sistema de tuberías, que se entierran desde el mes de octubre, con kilómetros de zanjas para tender la ... nueva red de saneamiento que la zona demanda desde hace décadas y que llevará las aguas residuales a las depuradoras de Basaurbe y Markijana antes de devolverla limpia al río. Ya está ejecutado el 32% del proyecto, que EL CORREO ha recorrido para marcar los hitos de esta obra de envergadura mientras el tajo sigue abierto.
70 millones de euros es la inversión que se va a realizar para construir la red de colectores y las depuradoras de Basaurbe y Markijana.
29,3 kilómetros de tuberías. El sistema de Basaurbe (Llodio y Orozko) tendrá 7,5 kilómetros. El de Markijana (Amurrio desde Saratxo, polígono de Murga y Luiaondo), 21,8.
Dos puntos para el bombeo. Instalados en Luiaondo y Llodio para 'elevar' el agua desde el punto de recogida hasta las depuradoras. El de Llodio costará 3 millones de euros. Incluye materiales de calidad.
Las depuradoras, listas en 2025. La red de colectores podrá entrar en funcionamiento provisional en julio de 2023, pero hasta mediados de 2025 no se terminarán las depuradoras.
Sus dimensiones son enormes. Casi 30 kilómetros de tuberías, 70 millones de euros de inversión, capacidad para atender a 40.000 habitantes con una gran densidad industrial, más de 300.000 metros cúbicos de tierra excavados, 316 pozos de registro, cinco tanques de tormentas, meses de trabajo y cientos de personas a pie de obra para que, en julio de 2023, esta inmensa red pueda entrar en funcionamiento de manera provisional. Sí, provisional, porque entonces todavía no estarán construidas las depuradoras, previstas para mediados de 2025.
La red de colectores del Alto Nervión consta, en realidad, de dos recorridos independientes vinculados a cada una de las depuradoras. La de Basaurbe recogerá las aguas residuales de Orozko y Llodio, mientras que la estación de Markijana atenderá Amurrio y Ayala.
Los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, encargada de ejecutar la obra, se asoman a la zanja que abre una excavadora a la altura de Zubiaur, en Orozko. «En algunos lugares tenemos que llegar a cinco metros de profundidad porque el saneamiento va por debajo del resto de servicios y en este terreno hay mucha roca», explican mientras miran sin disimulo la cercana cantera, que ya ha hecho desaparecer parte del monte Untzueta como una señal inequívoca de la dureza del subsuelo.
El agua residual de Orozko llegará por gravedad a la depuradora de Basaurbe, pero no ocurrirá lo mismo con la de Llodio, que necesitará un sistema de bombeo alojado en un enorme agujero que se construye en la confluencia de Altube con el Nervión, junto a la empresa del 'añil'. En este punto desembocarán las aguas residuales de los llodianos gracias a un complejo sistema de hincas que obliga a sortear ríos, arroyos, carreteras, vías de tren y hasta la autopista. Son perforaciones que se hacen con una microtuneladora para ir tendiendo la tubería a través de un pozo donde trabaja la maquinaria. Algunas, calculan, tendrán «diez metros de profundidad», como la que llegará al tanque de tormentas de Llodio por debajo de la vía férrea. En total, 2,1 kilómetros de tubos discurrirán de esta manera.
«Cuando las tuberías están ya colocadas, hacemos pruebas de estanqueidad para comprobar que no haya fugas y colocamos pozos de registro cada 50 o 60 metros o siempre que hay un quiebro para poder acceder a la red si hay algún problema», aclaran.
La red de tuberías que llevará el agua sucia a la depuradora de Markijana es mucho más extensa. Recorre la distancia entre Saratxo y esa estación atravesando polígonos industriales por un recorrido que tiene casi 22 kilómetros y que enviará las residuales por gravedad. Será diferente con la de Luiaondo, que tendrá que bombearse, como la de Llodio.
Los bombeos son fundamentales. El de Llodio elevará el agua sucia 35 metros desde la estación de inicio –que incorpora un tanque de tormentas– hasta la altura de Basaurbe. «Cuesta 3 millones de euros porque está hecho con materiales de primera calidad», detallan los técnicos. «El agua residual es muy corrosiva. Por eso, hay que usar mucho acero inoxidable y hacer un mantenimiento correcto», añaden.
En Luiaondo ocurre algo parecido. Las aguas sucias se recogerán a través de una canalización que llegará hasta el puente de Otazu. Desde ese mismo punto, en sentido contrario, arrancarán dos tuberías paralelas que llevarán ese caudal por bombeo a Markijana. Los dos canales evitarán largos periodos de retención del agua y optimizarán el tratamiento.
Los tanques de tormentas son las estructuras más impresionantes del sistema. El más grande se está construyendo en Areta y tiene una capacidad de mil metros cúbicos. «Recoge el agua de los primeros quince o veinte minutos de lluvia porque arrastra mucha suciedad, aceites, polvo... todo lo que hay en la calle», explican. Para entrar en el enorme aljibe, debe pasar primero por un tamiz que retira los sólidos más grandes. «Sobre el tanque va una caseta con instrumental que permite manejar los equipos a distancia y una grúa para sacar esos residuos y trasladarlos a un camión. Otra grúa permite también sacar las bombas para repararlas o reemplazarlas». El tanque almacena ese agua para ir nutriendo a la depuradora de un volumen constante de manera que no se produzcan picos o caídas bruscas. «Es la mejor manera de garantizar un buen funcionamiento», explican.
Hay tanques de tormentas más pequeños. El de Armurru, en Amurrio, tiene 450 metros cúbicos y «tendrá, como el de Llodio, un sistema de tratamiento de olores porque están cerca de zonas residenciales». Los demás estarán en Olako, Zabalibar y Murga y su capacidad oscila entre los 150 y los 250 m3.
El de Armuru, en Amurrio, también es impresionante. Su construcción ha permitido remodelar la margen izquierda del río para que pueda acoger un bidegorri sobre el talud. La obra ha posibilitado la limpieza del cauce y dejar al descubierto uno de los ojos del puente, que estaba completamente tapado por la vegetación.
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29,3 kilómetros de tuberías. El sistema Basaurbe (Llodio y Orozko) tendrá 7,5 kilómetros. El de Basaurbe (Amurrio desde Saratxo, polígono de Murga y Luiaondo) 21,8.
Dos sistemas de bombeo. Instalados en Luiaondo y Llodio para 'elevar' el agua desde el punto de recogida hasta las depuradoras. El de Llodio costará 3 millones de euros. Incluye materiales de calidad.
Las depuradoras, en 2025. La red de colectores podrá entrar en funcionamiento provisional en julio de 2023, pero hasta mediados de 2025 no se terminarán las depuradoras.
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