Los vecinos de Fontecha tratan de achicar la riada con una bomba de agua. Rafa Gutiérrez

Una tromba de agua convierte en ríos las calles de Bergüenda y Fontecha

«Ha sido una barbaridad», aseguran vecinos afectados. La estación de Espejo registró 24 litros por metro cuadrado en apenas 20 minutos

Lunes, 29 de mayo 2023

Isidoro Navarro tenía el recuerdo algo borroso. Las palas las guardaba en el almacén y las botas de agua, en el zapatero. «Hace más de treinta años que no veía nada así. Desde el 1992». Se refiere a la tromba de agua que ha convertido ... este martes en un río las calles de la localidad de Bergüenda. Pero también las de Fontecha y Villambrosa; dos municipios colindantes que no superan en ningún caso el centenar de habitantes. Aunque en situaciones así las cuestiones demográficas no importan. Los vecinos se han remangado los pantalones, agarrado las palas, rescatado las carretillas y tractores y se han dispuesto a limpiar el barro y achicar el agua que, durante prácticamente toda la tarde, ha dejado desbordados los pasos, sin importar si les había o no afectado.

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«Mira la huerta como la tengo. Después de cuatro horas, ¿eh? Hasta arriba de barro. Imagínate en ese momento. Me he tenido que marchar de allí. He intentado cerrar la puerta a ver si no les entraba a las gallinas pero nada, no se podía estar. Esto no lo voy a limpiar en un día», rememora Ibon, desde su casa en una de las zonas más afectadas de Fontecha.

Allí, toda las viviendas de la parte 'baja' han sufrido los daños de la lluvia torrencial. Ha ocurrido sólo un par de días después de que el granizo azotara el domingo los puntos más 'altos' de este territorio «con más de 40 litros de agua». «¿Pero lo de hoy (por este martes)? Yo compré esta casa en el año 2000 y nunca he visto nada igual. Ha sido una barbaridad», ha expresado Ana Ruiz, que ha acudido a arreglar los desperfectos de su vivienda gracias al aviso de Ana Belén López, su vecina, ya que ella se encontraba en Vitoria. «Yo soy de las nuevas. Vengo de Madrid y apenas llevo aquí tres años. Pero es la primera vez que vivo esto. La entrada de mi casa, hasta el baño, era un río. No sabes qué agobio», expone López aún preocupada.

Los vecinos de Fontecha achican la riada con una bomba de agua. Rafa Gutiérrez
Aminorar los perjuicios

Los residentes dicen que URA y el Ayuntamiento deben mejorar el caudal del río Lago

Luchas municipales

Entre palazo y palazo, los perjudicados de Fontecha discuten. Quieren tomar medidas porque creen que las consecuencias podrían haberse aminorado. Van a ponerse en contacto con el Ayuntamiento y la Agencia Vasca del Agua (URA) para solicitarles «que mantengan en condiciones los caudales del río Lago». «Es lo mínimo», señalan indignados.

Mientras tanto, en Villambrosa también mantienen sus luchas municipales. Javier Aguirre mira atónito la puerta de su garaje, después de una caída «de 80 litros de agua». «Las arquetas no han dado abasto. Tengo dentro las motos, los quads... Todo perdido», describe. «He puesto una bomba de achique. Y a esperar. Es lo que toca, aguantar. Si me hubiesen hecho el camino que baja desde la Iglesia hace veinte años, cuando lo pedí, no me hubiera pasado. Pero eso es una pelea que yo tengo», dice, intentando quitarle hierro a la faena que viene. A 50 metros, Jonathan Angulo se afana en su granja en retirar «lo gordo». «Esto mañana está seco. Pero lo mínimo, hay que hacerlo», sostiene.

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Es precisamente ese concejo de Ribera Alta al que desde Bergüenda señalan como origen de su riada. Ambas poblaciones se encuentran a unos seis kilómetros de distancia. Y por esa carretera, que va de Villambrosa a Bergüenda, ha descendido todo el agua, llegando a causar incluso algún desperfecto en el pavimento. «Las casas no están preparadas», apostilla Josefina, que entró con otros vecinos a librerar de barro la casa de «una familia que vive en Bilbao y todo esto les ha pillado fuera». «Vamos a hacer lo que podamos, a ver si no se filtra», suspiran, tras intentar apañarse con útiles que tienen por casa. En la zona de Ayala, en Luyando, también se acercaron los bomberos para tratar de rebajar el agua en una de las carreteras.

Isidro Navarro ayuda a limpiar el barro de una casa en Bergüenda. Rafa Gutiérrez
Una granja en Villambrosa también con el agua cercando los animales. R. G.

Tormentas débiles este miércoles

Según la agencia vasca, la meteorología seguirá revuelta durante las próximas jornadas, aunque mañana miércoles las tormentas darían una tregua o, de presentarse, serían más débiles. Con todo, será una calma efímera ya que el jueves «la inestabilidad podría generalizarse», avisan.

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Las previsiones apuntan a que después de una primera mitad del día con sol y nubes, por la tarde se verá más nubosidad y serán probables los chubascos y las tormentas «más generalizados» que en jornadas anteriores». Las temperaturas se mantendrán sin cambios destacables durante las próximas jornadas a al espera de que el viernes suban de manera considerable empujadas por el viento sur.

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